Para el que es su tercer álbum –al que cabe añadir el EP “Fibra de carbono” (Auto, 23)–, la banda surgida en Bilbao (antes Los Chivatos de Ana Frank) muda su centro de operaciones a Madrid, en un cambio que se antoja circunstancial si se tiene en cuenta que el contenido de “Pulpa” respeta la misma esencia de Los Chivatos: eso que han dado en denominar, con no poca sorna, ‘Ñunk’. O lo que es lo mismo, un disco que no es sino una gamberrada sonora de lo más adictiva y contundente, que promulga orgullosa su ardorosa aspereza.
Diez pelotazos (y una intro) ante los que no cabe escapatoria, en lo que resulta bagaje suficiente como para que el quinteto pase a engrosar la zona noble de esa actual escena de indie-pop-rock de guitarras (en su caso, con alma punk) que está revitalizando la empresa en cuestión. Los Chivatos suman como distintivo un toque explícitamente macarra engullendo todo el disco y compartiendo espacio con explosivas líneas liricas, en un elemento de lo más funcional porque, entre otras cosas, resulta del todo creíble.
Las letras del combo resultan arrasadoras en boca de su cantante Martín Azpilikueta y en torno a una ristra de temas con coherencia global e intensidad ininterrumpida, que resultan enlazados en base a guitarras noventeras (por momentos incluso grunge), mientras formaciones como Idles, Rage Against The Machine o Viagra Boys aparecen en el subconsciente. Un camino durante el que sueltan bofetadas en toda la cara del tipo de “Citroen AX”, “Tron”, el anti-himno punk-pop “La playa”, “Desplázate o corre”, la ácida “Club Zed” o “Rayo”.
“Pulpa” es el definitivo golpe en la mesa con el que Los Chivatos afinan el tiro; un auténtico desparrame recomendable sobre todo para seguidores de Camellos, Parquesvr, Medalla, Pony Bravo o Alcalá Norte. Un artefacto perpetrado por parte de unos tipos sin atisbo de vergüenza que hacen arte de esa anarquía desprejuiciada, apostando por una aparente despreocupación que no es sino virtud y la vía directa para llegar a canciones no menos verticales ante las que solo cabe claudicar e hincar rodilla.
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