Tras años de sequía, el rock está despertando de su letargo en Donostia. Ya no sólo de los retazos del Donosti Sound se nutre la escena musical en la ciudad y alrededores. Lo bueno es que Los Bracco no están solos en esta cruzada rockera: al rescate ha salido un escuadrón formado por un puñado de bandas que exceptuando a los hard rockeros Overloud tienen más de 30 años y recorrido muy diverso en grupos anteriores. Es una escena reciclada, pero que resurge con brío. Ahí están Lie Detectors, Bullet Proof Lovers y el regreso eléctrico de Rafael Berrio, entre otros.
De todas las bandas que han aparecido últimamente, Los Bracco son los que más papeletas deben tener para llegar al gran público. Son cercanos, accesibles y pueden gustar a todo tipo de público; desde el aficionado al rock de los sesenta-setenta hasta el que se conforma con escuchar canciones agradables para que se queden en su memoria. En su primer EP, grabado por el omnipresente Yon Vidaur pero fraguado en el calor del bar Iparra de Gros, combinan un sonido melódico y estribillos tarareables con una actitud canalla que les lleva a pasar “noches de sexo en el coche” en "Estrellas", probablemente su tema más redondo.
En sus conciertos el repertorio propio ronda la veintena, por lo que las ausencias se antojan inevitables en este disco de apenas cinco temas. La inicial "Traficantes" es un fijo que repescan fielmente, "Mugre y furia" toma prestado el salvaje riff de "Ace of Spades" de Motorhead y lo doméstica, "Te buscaré" deja un regusto melancólico ("porque mañana puede ser que yo esté así / perdido en un inmenso mar de oscuridad") y en el cierre, "Bendita Ezquizofrenia", es como si se hubieran bañado en la tradición del rock americano. En resumen, no andan muy lejos de una imposible mezcla entre Los Ronaldos y The Creedence Clearwater Revival.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.