Cuenta la leyenda que a Kennedy se le abrieron
las puertas de una carrera en solitario cuando le prendió fuego a la
camisa del vocalista de su grupo de hace unos años, Silversun Pickups,
quienes visten y se peinan con mayor seriedad que nuestro protagonista.
No sé qué hay de cierto, pero escuchando un álbum como “Life Is A
Party” o viendo sus clips promocionales uno se espera cualquier cosa. Y
es que Kennedy vendría a ser al disco pop lo que Hard Mar Superstar al
r´n´b comercial o lo que Dent May al indie. Afincado
en Los Angeles, el tipo ha grabado buena parte del minutaje de este
trabajo en Londres con los hermanos Julien y Raphael Aletti, más
conocidos como Count De Money, y entre sus amigos están Grand Marnier y
la propia Yelle (que le echa una mano en los coros de “John &
Yoko”). Con la ayuda de todos ellos y de alguno más (Nikki Monninger,
bajista en Silversun Pickups; la vocalista Joy Malcolm, colaboradora de
Moby o Basement Jaxx), Kennedy consigue evitar que consideremos “Live
Is A Party” una simple broma y, en su lugar, aceptemos que se trata de
un disco en el que un puñado de divertidas canciones pop sin
pretensiones (“Mama Made Me A Pimp”, “Going Insane” o la AOR setentera
“Your Mama”) y el buen humor paródico se combinan de forma más bien
simpática. Cuentan también que Jon Brion le anda echando una mano desde
hace un tiempo, así que igual no le irán mal las cosas aunque se tome
la vida a pitorreo.
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