Angles Morts

La formación barcelonesa Les Recards regresa a escena tras aquel estreno homónimo que vio la luz en 2022, con un nuevo trabajo en el que confluyen, en dosis interesantes, garage, indie-rock, psicodelia y una pincelada exótica. Una mezcla bien avenida que, en manos del trío, cumple con el principal requisito que una banda de sus características debe exhibir sin excusas: un sonido crudo pero capaz de fluir, respetando en todo momento cierto espacio para esa melodía entreverada que tiene como finalidad enganchar al oyente.

En el caso de Les Recards, la fórmula incluye generosas dosis de fuzz y distorsión, un órgano vintage capaz de ambientar cualquier pieza, guitarras electrificadas copando plano, y unas interpretaciones vocales (que apuestan por el francés) desafiantes y sugerentes. El resultado es “Angles Morts”, un disco que no presenta absolutamente nada nuevo bajo el sol, pero que rescata con tino el manual de instrucciones de bandas como The Stooges, The Limiñanas, Os Mutantes, The Cramps, The Runaways, Blondie o The Sonics.

Unas credenciales de lo más apetecibles sobre el papel, que, en efecto, el grupo asimila con naturalidad y vuelca para cristalizar las doce canciones que conforman la presente referencia. Un lanzamiento que incluye piezas aptas para convencer a cualquier seguidor en firme de las mencionadas influencias, del tipo de “Panne de communication”, la sensual “Pénétration”, “Sonhando acordado”, una “Suis naze” que puede hacer pensar en Pizzicato Five, “Notre pataphysique” o la final “Le bien, le mal, le fou, l'amour...”.

“Angles Morts” es uno de esos discos que no presenta trampa ni cartón. Tanto que puede intuirse el tipo de contenido que copará los surcos desde antes incluso de quitar el envoltorio, con la formación fiel a sus puntales. Una circunstancia que cabe entenderse como positiva y en forma de seguro de satisfacción. Un título al que solo cabría reclamar mayor concreción, lograda tras limar algunos de esos cuarenta y cinco minutos de duración para potenciar la fuerza de una pegada que, por momentos, puede llegar a verse comprometida.