Tras irse a vivir a Madrid, la alicantina Tamara Martínez debutaba en 2016 bajo el nombre artístico de Adormidera con una maqueta homónima y autoeditada en la que acompañaba su voz simplemente de su guitarra. En 2020 grababa su primer disco de estudio, “Arqueología de una ola” (Rock Estatal Records), ya acompañada de una banda y bajo el amparo de un sello. Y ahora vuelve a la carga con “La Leona”, publicado hace unos pocos meses y toda una declaración de intenciones desde su propio título. Esta vez la han acompañado Cristian Concha (batería), Manolo Mejías (bajo), Kike Fuentes (guitarra en la mitad de los temas) y Sergio Sancho (guitarra en la otra mitad). Todo bajo la producción de los madrileños Estudio Uno, que además albergar la grabación han ejercido de discográfica (editando el LP en vinilo y digital). El resultado son estas diez nuevas canciones, donde la artista mantiene su característica fórmula: voz rota y aflamencada para cantar sus personales y melancólicas composiciones sobre una base rockera. Junto a la energía eléctrica de la banda, llega a otro nivel que por momentos parece ir hacia el rock andaluz y otras hacia el urbano.
Abre “La Leona”, la encargada de titular el trabajo y protagonista del primer videoclip, un corte de lo más rockero que puede recordar por momentos a Sínkope. Los aires flamencos y árabes de “Qué bueno que tú hayas llegao” (segundo single) tienen cierto aire al “Poema sobrecogido” de Extremoduro. “Aire, más aire” supone un medio tiempo de guitarras limpias y melodías pegadizas. En la misma línea comienza “La danza de los girasoles”, para acelerarse después y volver a pisar el freno en el interludio mientras canta eso de “como si fuera delito dejarse querer” (una buena candidata para lanzar como single). Los aires flamencos y distorsionados regresan en “Esto se ha puesto feo”, sonando irremediablemente al rock andaluz de Triana. La cara B abre con “Bésame lento”, otro medio tiempo poético (que bien puede recordar a Bebe) antes de la rockera “La pena” (con coqueteos de música disco incluidos). La pegadiza “Dos golondrinas” es otra clara candidata a single, mientras que “Me aprendí el camino” supone una nueva declaración de intenciones del estilo de vida de la artista (mientras la vemos pasear por Lavapiés en el respectivo videoclip). Cierra la acústica “Mi adormidera”, ideal para que Tamara se arranque a solas con su guitarra en la intimidad de un local pequeño. Una decena de capítulos nuevos para el diario poético-musical de la alicantina.

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