Con éste nuevo álbum el prolífico músico australiano que bebe de las fuentes musicales de Ben Harper y Jack Johnson, alcanza la nada desdeñable cifra de ocho discos publicados, incluidos los que grabó en directo, y eso que aún es un músico muy joven con un largo camino por delante. Y lo hace con su disco más personal y arriesgado hasta la fecha, en parte por la compañía del grupo sudafricano Izintaba. La presencia de dos músicos que a él le ha permitido explorar nuevos terrenos gracias a una sección rítmica, bajo y percusiones, que le da la posibilidad de ampliar su abanico de variables. Sorprende que lo haga ahora, cuando venía precisamente de grabar su disco más rock, “Dark Shades Of Blue”, su mejor obra hasta el día de hoy y que además le reportó buenas críticas y el aplauso del público en general. Por eso tiene todavía más valor el riesgo que acaba de asumir. Las canciones no giran todas en torno a la música africana, pero la base está ahí patente durante muchos de los minutos que dura el álbum. Se permite alguna licencia a solas como por ejemplo en la plácida “Love Comes And Goes”, mientras “Badimo” cierra el círculo dejando al oyente la percepción de haber vivido una experiencia musical diferente.
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