Temía –y sigo temiendo- que el éxito de Franz Ferdinand desbocara un aluvión de bandas de pop de baile de medio pelo, a imagen de los ochenta post-Duran Duran. Y pasará, ya verán. Pero si los sucedáneos son como Grand National lo soportaremos de mejor humor.
Optan a entretenimiento del año (por favor, los Ferdinand ya son pasado...) porque hurgan y pican de donde se lleva. Y lo hacen bien. No faltan ni el bajo New Order, ni las guitarras post-punk bien afiladitas, ni sintes retro, ni su porción de funk distorsionado ni desde luego el espíritu fiestero Madchester (más The Farm que Happy Mondays). Y además tienen los santos cojones –o la frescura, si prefieren- de decorar su single debut (“Playing In The Distance”) con coros propios del mismísimo Sting y vientos rollo calypso. O de firmar un ska-reggae-pop veraniego un tanto obvio y sonrojante (“Bonner”) que hace veinte años les hubiera supuesto lapidación. Y hoy -hay que ver- hace “infeccioso” (sic). Bailable, retro-contemporáneo, excitante, alegre y completamente prescindible en cuanto mute la moda. Pero como el pop es perecedero por definición, Hoy valen la pena.
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