Paradís

Júlia Colom tiene algo que atrapa y es una luz misteriosa que prende de su mirada. Si con “Miramar” estaba más cerca de una época analógica que pertenecía al pasado, que de la digital de ahora, con “Paradís” da otro paso hacia algo que, en principio, le era más desconocido. Eso anticipaba “Necessit”, una de las canciones que utilizó como gancho para hablar del disco y que obligaba a pensar en una revolución todavía más extrema. Luego, una vez escuchado el disco, no hay por lo que alarmarse, las constantes vitales de “Miramar” se mantienen intactas en “Paradís”. Ahora falta por ver cómo pilota este coche nuevo al que tocará sacarle brillo para que luzca.

Ya de primeras, la sensación es la de un disco muy pensado en el que, bajo su propia supervisión (con la ayuda de Martín Leitón y Óscar Garrobé), ha cuidado cada elemento. Sin volverse loca ni sumar más de lo que podía asumir. Con su segundo disco, la mallorquina deja sin argumentos a quienes tuviesen preparado el puñal. En “Paradís” todo está a punto y listo para revisión. Los acordes de “Sa teva barca” nos llevan hasta esa isla donde manda la calma. Asimismo, en “T´he cercat” juega a dos bandas, por un lado esa voz profunda y tan meticulosa y, por el otro, esa faceta nueva y bailonga que la apasiona. En “Sa nit i es dia” ataca ese folklore que le sienta tan bien y en “Gelosies” un aquelarre goloso e inesperado. Así como la inclasificable “Transformacions” con Ouineta como invitada. En “Junts dins l´aigua”, emoción a la voz y unos arreglos que nos lleva a pensar en otros retos. Y, para adornar el pastel, una colaboración sin parangón, unas Tarta Relena que están al servicio de la fantástica y coral “Sa Madonna”.

Con este segundo largo Júlia Colom demuestra  que sabe muy bien por dónde pisa y, a pesar del listón tan alto que tenía con “Miramar”, ha capeado con elegancia y sabiduría ese inmenso reto.