Pudiendo gozar de la actual buena forma de Tindersticks, Radiohead y Black Box Recorder y contando con la posibilidad de acudir a los viejos discos de Suede, The Divine Comedy, Manic Street Preachers, The Auteurs y, si me apuran, Geneva, ¿para qué vamos a perder el tiempo en medianías como esta?
Disculpad la retórica, pero si hay alguien que extraiga alguna gota de emoción, corrosión, crítica o belleza -cualidades todas ellas presentes en el trabajo de cualquiera de los grupos citados anteriormente- de este inane debut que no deje de contarme el secreto. Porque lo que es a mí, el empacho de citas manoseadas propuestas por este trío - adscrito a un romanticismo impostado que, a golpe de cuerdas flojas y quejidos escrotales, enerva más que conmueve- me deja indiferente. Bien es cierto que alguna canción se salva (sin demasiado convencimiento citaré dos: “Undercover Angel” por su melodía; “Long Way South” porque llega a conjugar con acierto energía y sensibilidad) pero cuando un disco sólo sirve para hacer buenos a Coldplay, y que me disculpen de nuevo los aludidos, únicamente se me ocurre un diagnóstico: carcinoma creativo.
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