¡Diría que se lo ha ganado! El cielo, el infierno, lo que quiera y más. Desde los tiempos de Arab Strap este buen hombre nos ha regalado pequeñas maravillas. Antes todo el mundo lo adoraba. Ya en solitario, las cosas cambiaron. Sí que muchos vieron en él la desgana y la poca inspiración, aunque no todo juicio fue justo. Ahora vuelve en señal de paz para intentar redimirse de sus pecados después de versar tanto sexo, pornografía, alcohol y vida santa y para demostrar que su cancionero valía aunque no siempre se pudiera mantener deslumbrante.
Dejadas atrás las enrarecidas y turbias atmósferas, aquí se aboca, ya de manera decidida, a un concepto de canción más popular. Puede que por ello haya perdido aquella aura especial, aquella chispa de magia que lo hacía un único turbador. Presentado, por primera vez, con el subtítulo The Best Of´s nos brinda (como de costumbre) doce piezas nostálgicas y melancólicas. Algunas con religioso acierto (“Atheist’s Lament”, “Big Blonde”), otras con apático desanimo (“Now I Know I´m Right”) y otras muy mortuorias (“A Scenic Route To The Isle Of Ewe”). Gaita, violín y acordeón y unos cantos a lo loco de jolgorios de la vieja Escocia. Algunos, taberneros (“Oh Men!”, “The Last Kiss”), otros de banquete con faldas (“That´s Just Love”). Incluso hay ritmos más cálidos (“Ballad Of The Unsent Letter”), que si sólo fuera por nombre se podrían atribuir a Aloha Hawai, el otro proyecto que Mofat tiene con un Mogwai. Obviamente no repite, y no creo que lo vaya a hacer, un “There Is No Ending”.
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