Where Is the Grey?
DiscosHippie Johnny

Where Is the Grey?

7 / 10
Kepa Arbizu — 02-10-2025
Empresa — Autoeditado
Género — Folk

En su primer disco, Phil Ochs aparecía retratado sentado en el suelo junto a su funda de guitarra mientras leía un periódico. Todo una declaración de intenciones, a la que también se sumaba un título, “All the News That's Fit to Sing”, resultado de aplicar un juego de palabras a la cabecera del tabloide Newsweek, que introducían a un músico con una clara propensión a ejercer de cronista pero también para anunciar su linaje compartido con la figura ancestral del trovador errante que dirige sus pasos al son de unas tonadas regaladas a todo aquel que quiera detenerse frente a ellas. Una condición asumida con especial determinación por un género como el folk, poblado en su recorrido por contadores de relatos aliñados de acordes. Una naturaleza a la que se suma Hippie Johnny, un muy representativo pseudónimo tras el que se esconde la firma real de Jon Bilbao, presente también en proyectos grupales más ruidosos como Slowmo e incluso ejerciendo su labor de crítico en esta misma revista, con un segundo disco que da continuidad, más de una década después, a su trabajo debut, “Say It From The Roof”, primera y muy estimable referencia que, al igual que al compositor estadounidense mencionado al principio, le sitúa bajo esa tradición llamada a rondar la realidad guitarra en mano.

El largo discurrir entre ambas publicaciones, paradójicamente no delata ningún cambio sustancial en su esencia sonora, al contrario, dicha relación sería casi mimética si no fuera por una puesta en escena sustancialmente mejorada en esta actual referencia. Lo que en su debut era un apreciable amateurismo, un calificativo que entronca muy bien con este tipo de ritmos, ahora se ha convertido en un esplendoroso elogio de la sobriedad y el arraigo a esa costumbre de resaltar el inseparable binomio creado entre individuo y guitarra. Un ente solitario que sin embargo haber buscado la alianza en la producción, y en la intervención instrumental directa en varios momentos, de Ìñigo Bregel, miembro de los elogiables Los Estanques y cada vez con un alcance como maestro de ceremonias en los mandos más significativo, redunda en una exposición mucho más atractiva. Una entente dispuesta a afianzar la propuesta del autor pero sobre todo a ubicarla en un espacio donde sus aristas se multipliquen y reluzcan, ruborizando a quien quiera definir a este género como un espacio farragoso o carente de flexibilidad.

Amparado por una imponente voz, Jon Bilbao sabe perfectamente cómo vestir el traje clásico del folk pero igualmente exhibirlo a través de un impetuoso rasgo personal. Y eso se traslada de manera proporcional al uso estrictamente musical y a unos textos de mimada e intimista lírica que, en consonancia con la portada y título del disco, parecen reclamar ese difícil espacio que aspìra a sobrevivir entre los extremos, tan cerca del desprejuiciado afecto infantil como del último redoble de tambores entonado en los titulares de prensa. Porque esos diez años transcurridos entre sus dos álbumes no son solo el llamativo interludio padecido entre ambos, es también un lapso lo suficientemente extenso como para haber posado sobre él sus inciertas huellas el paso del tiempo, un aspecto que merodea constante en un repertorio que se abre salpicando ese carácter sobriamente orgánico de electricidad y vértigo pantanoso, ingredientes que desembocan en el sinuoso dinamismo digno de la Creedence Clearwater Revival que acompaña a la inaugural “Sometimes”, altavoz dispuesto a desenmascarar los plácidos escondites desde los que regocijarnos de nuestro exceso de cinismo. Ejemplo especialmente fidedigno de las buenas artes aplicadas por Bregel que también lucirán en el formato más estilizado de “BBK”, un lazo de convivencia y confraternización emocional, con rúbrica dylaniana, entre lo eléctrico y acústico.

No hay en “Where Is the Grey?” ninguna vocación por regodearse en la nostalgia sonora, pese al vetusto género sobre el que circunda, ni tampoco lo contrario, renegando de cualquier artificio que desentone en su búsqueda de una contemporaneidad mal entendida. Es precisamente esa falta de prejuicios y fervores ensimismados lo que le otorga al disco el don de poder mirar al presente, abordado con la soltura romántica de Amos Lee o Ben Harper en “On Your Way”, y al pasado, dispuesto sobre el tono blues de un Peter Case criado en la campiña irlandesa en “Upon the Stars”, de una manera absolutamente natural. Así logra intercalar estampas rítmicas que cabalgan entre las hojas del calendario, al igual que lo hace “Letters They Never Sent Me” interpelando, bajo un tono narrativo y luminoso, a aquel Hippie Johnny del pasado al que recomienda asumir con placidez la inevitable alteración de su ecosistema. Un escenario por el que desfilan diversos registros, espolvoreados sobre esa arquitectura básica conformada por una aristocracia del género que va de Neil Young a Joan Baez pasando por Michael Chapman, que son capaces de remitir a la musculatura del rock noventero, presente en “Clinches & Covers”, o al nervio punk de “Animals”, como si frente a unos asilvestrados Felice Brothers estuviésemos, que marida a la perfección con su liberadora mirada a la fauna. Pero si hay un acento que se convierte en detonante casi clave para aupar al éxito este álbum, es la presencia del soul, con un tinte de la misma gradación que pueden utilizar Otis Gibbs, Chris Stapleton o Richie Havens, responsable de la majestuosa oscuridad de “Time Will Come” o del verbo estremecedoramente desgarrado de “Mirror Girl”. Cimas desde las que observar un paisaje dibujado por una variedad de colores pero todos ellos claramente delineados por unos identificativos trazos.

“Where Is the Grey?” tiene la gran virtud de saber manejar y equilibrar diferentes climas emocionales y desenvolverse elástico, sin deshonrar en absoluto los mandatos canónicos, entre unas coordenadas musicales mucho menos lineales de lo que suelen ser juzgadas de manera prejuiciosa. Desde múltiples localizaciones y otros tantísimos contextos temporales siempre han existido esas personas que ponen música a los dilemas propios y ajenos, probablemente el esencial y primario escalón para activar todo proceso creativo. Una pretensión que hace de germen para un disco firmado por Hippie Johnny que es a la vez demostración de que la virtud de contar y cantar canciones sigue siendo un arte en manos como las suyas.

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