Muchas veces hace falta bien poco. Voz ligeramente aniñada, cuatro acordes y dos arreglos tirando a normalitos pero bien puestos.
Eso y una intuición para el pop modesto de toda la vida, acústico, de ese que se puede escuchar las veces que haga falta sin cansar y de vez en cuando te haga dejar lo que estés haciendo para canturrear, dar palmas y apretar el repeat. Lo habrás pensado con mil y un discos y lo habrás leído tantas veces que dudo que hayas llegado hasta aquí. Pero es lo mismo que nos pasó con Ron Sexsmith y Sufjan Stevens hace unos años y ahora están a un punto de ser más grandes que los Beatles. ¿Son Page France otro eslabón de esa misma cadena? Pues sí y no. Digamos que está a un paso de esa especie de limbo que convierte en favorita cualquier cosa que cante Ant (ex batería de Hefner y dueño de una discografía en solitario plagada de perlas) o Dennis Driscoll (como un Buddy Holly niño o un Daniel Johnston cuerdo) o, con cuatro arreglos más, entrar en ese otro en el que Beulah son los reyes del mundo mundial. Su segundo disco es de esos y se llama “Hello Dear Wind” y tiene canciones como soles.
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