Sentikariak
DiscosGoxoa Grooves

Sentikariak

7 / 10
Celia Carrera — 22-09-2025
Género — Electrónica

Tanto el alma como el sonido de Goxoa Grooves transita entre décadas y traza su propio camino: al mismo tiempo que persigue el rastro de las huellas de la reminiscencia, avanza con paso firme hacia el sendero de la disrupción. Colectivo originario de la Margen Izquierda de Bizkaia, los impulsores del proyecto toman el rol de herederos del movimiento vanguardista que, a finales de los años 60 y principios de los 70, encendió la llama de un espíritu de resistencia cultural en el País Vasco: “Ez Dok Amairu”. El brote de una corriente que sembró las bases para las nuevas y futuras generaciones artísticas con el espectáculo “Baga biga higa… sentikaria”, un llamamiento a la sensibilidad y a la emoción de rescatar las canciones populares y los instrumentos autóctonos como símbolos tangibles de una cultura.

Vic Vega (Left Coast) –productor con casi 20 años de trayectoria– y Rubibi Funk y Kruze –ambos melómanos con experiencia en proyectos musicales como Bilbao Balkan Beatz, EH Underground o Delirium–, han trabajado la cosecha de este legado con esfuerzo y delicadeza, hasta madurar en un primer álbum que actúa como “una memoria reinventada, de las plazas a las pistas, de la raíz al beat.” Sentikaria está representado por la máxima expresión de cercanía y unión tanto en sus composiciones como en su portada, «Virgen Gitana», obra pintada por el abuelo de Vic y Kruze, que reafirma la intención emocional que habita este álbum.

“Sentikaria”, que también da nombre a una de las diez obras, se impone como una pieza electrónica nostálgica, guiada por un pulso constante e hipnótico, que se abraza íntimamente con el sampling de voz de Mikel Laboa. Como pequeños destellos de luz, las guitarras acústicas -con su característico timbre cálido y resonante- permanecen hasta la cadencia final de la composición, donde cada elemento se disuelve en un estado acogedor y perdurable en el tiempo.

Siguiendo el hilo musical y la serie de lanzamientos identificados como “GX” -publicados en el sello desde 2021-, “Azarokoloreak” (GX011) invita a recoger los últimos bailes del verano, depositarlos en el baúl de los recuerdos y dar paso a la ternura del paisaje otoñal. Una reinterpretación del tema original de la banda Mugaldekoak, que al igual que en un cambio de estación, es revestido con otros matices. A través de una sutil energía estructurada sobre patrones característicos de la música de baile contemporánea, la poesía se convierte en una celebración vibrante y festiva, fiel a su origen, reafirmando la inclinación de Goxoa Grooves por la música folklore, la electrónica, el funk y el soul entre otros. Asimismo se puede apreciar en el primer tema “Zubieta” (GX008), una de las primeras pistas lanzadas dentro de la serie e introductoria del álbum, en la que demuestran que la fusión de ambos géneros es más que posible.

El ritual auditivo se prolonga con "Azken Larrosa", tejida a través de reverberaciones y samples de “San Martin azken larrosa”, adaptación poética de Xabier Lete, miembro fundador y símbolo de la memoria intrínseca de la “Nueva Canción Vasca”. Desde otro ángulo e impulso emocional, Nafarroa y Kantauri conforman un retrato sonoro de la belleza ilimitada del territorio de la región: por un lado, la suavidad de los valles y las llanuras paisaje interior del territorio navarro; y tan solo a unos kilómetros, la fuerza y grandeza del Mar Cantábrico –evocada a través de la voz de Maika Etxekopa, quien interpretó el poema “Domecq mariñelaren hiltzia” del bertsolari Etxahun Iruri.

Las últimas piezas de este homenaje a la tradición de Euskal Herria se mantienen fieles al resto de patrones de composición, desplegados desde sensibilidades singulares. Mientras que "Kattalin" (Negua Version) se desarrolla sobre los motivos heredados de la tradición vasca desde una mirada melancólica e invernal, "Hiru Damatxo" ofrece una experiencia vivaz y entusiasta, inspirada en una canción tradicional cuya autoría permanece incierta.

Como cierre de un epílogo sonoro que necesita ser escuchado con atención, tanto "Itxaropena" como "Elgeta", oscilan entre la nostalgia y la vitalidad que envuelve una memoria colectiva que aún palpita. Un viaje reivindicativo hacia el ska y reggae de finales de los años 80 -con ecos de “Será si hay”, de la banda Potato- que desemboca en la alegría contagiosa y efusiva de la melodía emblemática de Iker Goenaga. Ambas piezas actúan como un último susurro esperanzador, al son de la idea e intención de recrear ese espectáculo emocional que una vez fue.

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