Callus

Sumach Ecks era un rapero semi- desconocido que en 2008 mutó en un personaje llamado Gonjasufi, cambiando así su estilo y su radio de acción; todo esto gracias a la inestimable ayuda del productor Flying Lotus, el cual le invitó a participar en un genial “Testament” que condujo a su disco de debut en solitario, en el que contó con The Glasslamp Killer, Mainframe y (de nuevo) Flying Lotus para la producción. De esa unión surgió un álbum que dejó huella y le puso definitivamente en el mapa, gracias a esas producciones minimalistas, groovies y triposas que, unidas a ese estilo tan particular - medio speech, medio rapeo con toque espiritual/emo -, acabo por convertirse en uno de los discos del año y otro descubrimiento del eterno y fundamental sello Warp.

Seis años después y otro disco mediante (“MU.ZZ.LE”, 2016) Ecks se desnuda emocionalmente más que nunca, acompañado por el mítico ex – guitarrista de The Cure Paul Thompson, que se dedica a tejer ambientes que van de lo malsano a lo disonante pasando por lo celestial, dejando a Ecks pelearse con sus demonios a lo largo de 19 temas que se entran poco a poco, con una primera escucha algo dolorosa. Post-punk, hip-hop, electrónica oscura como el betún y ramalazos experimentales que a veces se quedan en meros esbozos es lo que predomina en este disco, que tiene sus momentos álgidos (“Ole Man Sufferah”, “Krishna Punk”, “Vinaigrette “, “When I Die”) y otros en los que te quedas con cara un poco de no saber si podrían habérselo currado un poco más (“Poltergeist”, “Devils”). Aun así acaba por ser un disco con muy buenas ideas y un sonido amenazante y misterioso por momentos, que no es poco.