God Fodder (1991)
DiscosNed's Atomic Dustbin

God Fodder (1991)

8 / 10
Joan S. Luna — 24-08-2021
Empresa — Sony Music
Género — Pop-Rock
Fotografía — Archivo

En el mundo de la música y conforme pasan los años más complicado resulta que quienes no vivieron un momento concreto de la historia entiendan qué ocurrió y cómo ocurrió. Los años pasan mientras discos, bandas e incluso movimientos enteros quedan sepultados bajo las crueles lápidas del olvido y del desinterés provocado por la dictadura de la actualidad. Y ahí seguirán a la espera de que, quizás algún día, alguien reivindique su legado. Cada día suena más complicado, pero ahí están discos como “God Fodder”, el que fuera el larga duración de debut de los británicos Ned’s Atomic Dustbin, para ser descubiertos de nuevo. Y disfrutados.

Esta es la historia de un grupo de teenagers melenudos del Reino Unido que pudieron –y de hecho lo hicieron– plantarle cara al grunge al tiempo que reinaron fugazmente entre el boom del sonido Madchester y el advenimiento del britpop. No estaban solos. En 1991 coincidieron en la calle nada menos que “Schubert Dip” de E.M.F., “30 Something” de Carter USM, “Doubt” de Jesus Jones y, claro, “God Fodder”. Todos ellos eran discos que, a su manera, combinaban las guitarras con el ritmo, de modos distintos, algunos más electrónicos, otros más rabiosos. Fueron los tiempos del grebo, un género o movimiento fugaz liderado por bandas con actitud rock (pelo largo, camisetas todavía más largas, bermudas, logotipos de colores chillones y reconocibles de inmediato, con Pop Will Eat Ifself como resumen de todo ello), pero que combinaban sonoridades que iban de la psicodelia al shoegaze, manteniendo siempre una vocación muy bailable y rítmica. Carter lo conseguían con cajas de ritmo disparadas a toda velocidad, Ned’s Atomic Dustbin a través de un trabajo a dos bajos (Alex Griffin y Matt Cheslin) que les permitía dibujar melodías fantásticas, mientras las guitarras sucias iban y venían echando mano de tanta distorsión como les apeteciese.

Procedentes de Stourbridge, en West Midlans, algunos de los miembros de Ned’s Atomic Dustbin apenas eran mayores de edad –como buena parte de su público– cuando “God Fodder” vio la luz precedido por diversos singles, pero eso no significaba para nada que la banda estuviera todavía por madurar. Así lo demostraron calzando en este debut en larga duración casi media docena de hits –algunos recuperados de sus siete pulgadas, que ellos mismos compilaron poco antes en el recopilatorio "Bite"–. Hablamos de “Kill Your Television”, “Grey Cell Green”, “Throwing Things” o “Happy”. Su sonido era único y muy personal, muy de su tiempo, y sobre todo inimitable. Pop punk pogueable, melódico e hipervitaminado.

Giraron por todo el mundo (incluidos los Estados Unidos del grunge), ganaron premios, coparon horas de MTV, publicaron un par de discos más (“Are You Normal?” y “Brainbloodvolume”) antes de separarse en 1995. Los Neds han vuelto a reunirse en diversas ocasiones para girar por el Reino Unido, aunque el resto del mundo parece haberse olvidado de ellos. Tanto da, porque mientras discos como “God Fodder” sigan vivos en mi memoria imagino que siempre habrá alguien que podrá descubrirles por primera vez y dejarse llevar por esos dos bajos endiablados, esas guitarras punk y esas melodías pop tan arrebatadoras.

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