Concretar o morir. Esa parece haber sido la consigna seguida en los últimos tiempos por Dan Matz y Jason McNeely, el núcleo compositor de unos Windsor For The Derby que, al igual que han hecho otros compañeros generacionales de muy diversa procedencia geográfica y estilística (se nos vienen a la cabeza, por de pronto, nombres como los de Piano Magic o Lali Puna), han dotado a su repertorio de un vigor tan bien delimitado (desechando pretéritas tendencias a la abstracción) que podría ejemplificar su paso a la madurez.
Mucho de eso había ya en el notable “We Fight Til’ Death” del pasado año, y la definitiva ubicación del dúo en Philadelphia (compartiendo, por fin, residencia y teniendo la oportunidad de tocar repetidamente en directo), así como la incorporación de Charlie Hall (a la batería) y Ann Neighbour (al bajo y teclados) como miembros estables de pleno derecho no ha hecho más que acrecentar esa sensación. “Empathy For People Unknown” (con sus obsesivos teclados), “Praise” (de nuevo la atropellada rítmica a lá Joy Division) o “Giving Up” (con ese crescendo) son algunos de los puntales de su envidiable y, a ratos, majestuosa versatilidad.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.