Desde la portada -ese grabado decimonónico de un viejo vapor llegando a la ciudad, bajo la añeja tipografía dorada-, todo en este debut, saludado por buena parte de la prensa especializada británica como el no va más, rezuma un clasicismo sureño que nos remite a las venerables raíces de la música norteamericana. Nada que objetar; de hecho mucha de la música más emocionante e interesante que se sigue haciendo bebe de las mismas fuentes, y no nos vamos a poner a citar nombres. El problema es cuando ese clasicismo se acerca a una ortodoxia demasiado rígida. Esto es un poco lo que le sucede a la joven banda de Kentucky: Las doce canciones se escuchan bien, pero no dejan demasiado poso, quizá por ese constreñimiento, esa veneración hacia el pasado. Guitarras moderadamente silvestres, coros añejos, historias de supervivientes sin blanca y penitenciarías, tugurios y casinos del viejo sur, la buena o la mala suerte…todo está en su sitio, y quizá ése sea el principal problema: Puede que a estas alturas hayamos escuchado demasiadas veces la misma historia contada de la misma manera.
Aquaman me gusta. Y es que hay taaaaaaaaaaaaaaaaaaantos peasrnojes en espera de un autor que este9 a su altura.A ver si yo consigo llegar antes de que todos los miembros del All Star Squadron hayan sido consagrados por profesionales, je, je, je...