Three

Sigue haciendo lo que le da la real gana, y con una maestría incuestionable. "Three" (2024) no es el tercero, sino un decimosegundo álbum (editado en su propio sello) con el que Kieran Hebden, aka Four Tet, subraya su dominio de las texturas, su capacidad para tallar frondosos paisajes sonoros, su rol de chamán en eso de masajear los sentidos a conciencia. No sé hasta qué punto sus colaboraciones con Madlib, Skrillex y Fred Again… o su batalla legal con el sello Domino por las regalías de streaming en los últimos años han podido marcar este trabajo, es fácil caer en la tentación de relacionarlos, pero lo cierto es que esto suena a lo que siempre ha hecho, y con la apabullante versatilidad marca de la casa.

Igual da que nos adentre en el ritmo hip hop de los primeros noventa, una suerte de downtempo que suena como un cruce entre DJ Shadow y J Dilla (“Loved”), que se enfangue en un dub fracturado (“Storm Crystal”), que apele al ambient y al primer chill, el de The KLF (“Gliding Through Everything”), que nos haga bailar a ritmo de house a piñón (“Daydream Repeat”) o de minimal techno (“31 Bloom”), que nos sumerja en las propiedades balsámicas de su folktrónica (“Skater”) o que directamente nos haga volar con una “Three Drums” cuyos ocho minutos de cierre no tengo el cuajo de definir más que como pura magia: en este momento, más de dos millones y setecientas mil personas deben pensar lo mismo, a tenor de sus reproducciones en Spotify. Siempre hay un punto diferencial, una cuota de indescifrable misterio, un hormigueo en el estómago. A más de veinte años vista de "Rounds" (2003), yo ya no sé si esto es una nueva cima o simplemente otro rutilante nuevo día en la oficina. Tremendo.