Family Album

"Este álbum significa algo diferente para mí, ahora que la persona con la que lo hice se ha ido. Nos recuerda de forma simbólica que la música es eterna y que él vivirá para siempre en este álbum". Así se manifestaba la cantautora Lia Ices, con motivo del fallecimiento el pasado mes de octubre, por culpa de un paro cardíaco, de JR White miembro de Girls y productor del disco. Una pérdida que le ha dado una trascendencia diferente a un álbum que ya de por si tiene algo, no de fúnebre, pero si de introspectivo y delicado. Y es que el cuarto trabajo de la cantautora ha tardado seis años en llegar. El tiempo que ha transcurrido desde que decidió mudarse, junto a su esposo, de Nueva York a un nuevo y evocador hogar campestre en Sonoma en California. Lugar donde han concebido una hija y creado un entorno familiar bucólico y reposado, que ha sigo el eje sobre el que ha girado este “Family Album” al que también se incorporó durante ocho meses el malogrado productor para dejar su última huella.

Todo lo dicho hasta el momento se respira en los surcos de “Family Album”. Un trabajo de autor en el que la delicada voz de Lia Ices sobrevuela protagonista junto al piano todos los surcos del disco. Algo que a priori podría parecer positivo, pero que acaba resultado su peor enemigo. Y es que el tono general, bucólico y apocado, en esa nada disimulada intención por hacerlo bonito, pesa tanto, que al final se vuelve en contra del disco. Se te hace bola. Sobre todo por canciones como “Careful Of Love” con sus más de cinco reiterativos minutos justo en el ecuador del álbum.

Toda una lástima porque el disco empieza con tres verdaderos aciertos que parecen presagiar una obra a la altura de otras damas del folk sensible como Marissa Nadler o Laura Gibson. Pero pronto el espejismo se desvanece y esa sensibilidad naif, y porque no decirlo: ñoña, provoca que el ambiente se enrarezca hasta volverse incluso algo insoportable.