Ahora que estoy con pie y medio en una de las semanas más ‘fantásticas’ de todo el año, esa en la que toda una ciudad como Sitges se baña de sangre, zombis, pasión por lo oscuro y terror en estado puro, empaparme del nuevo disco de Venera ha sido una ‘bendita maldición’. Me ha sometido, y yo tan contento.
Mi pareja asegura que algo está mal dentro de mi cabeza. Lo cierto es que disfruto a lo bestia con este cosmos sonoro plagado de ambientes desgarradores que a su vez conectan con lo místico y lo melancólico. El misterio, el tormento y la ambigüedad sobrenatural están omnipresentes a lo largo de este segundo LP de Venera, ‘Exinfinite’. No en vano, recordemos que tras la sombra de este proyecto están el compositor/cineasta Chris Hunt y James "Munky" Shaffer, guitarrista de Korn. Para colmo, han contado esta vez con la participación de artistas como Chelsea Wolfe, Dis Flig y una señorita que me pirra cosa mala, FKA Twigs.
Antes de entrar al trapo con la pequeña pero matona todoterreno británica, necesito pararme en ‘All Midnights’, donde la voz y la doble vara de medir, son obra de Chelsea Wolfe. Reflexión y músculo en un corte sobrecogedor. Me pilláis recordando ahora la entrevista que le hizo el año pasado el compañero Toni Castarnado, donde mostró su querencia por el trip-hop. Algo que la marcó de adolescente, y que sin duda sigue muy presente en su forma de emocionar con la voz. Es llamativo como antes y después de esta canción -con ‘Flatline’ y ‘Asteroxylon’ respectivamente- la intensidad se desmadra proponiendo dos instrumentales rozando lo bárbaro, y en todo momento inquietantes y eléctricos. Y es que este sandwich recalca de maravilla la sensación de hundimiento e intimidad de ‘All Midnights’.
Dis Fig protagoniza otro de los momentos más destacados del álbum susurrando en otra armazón de sintes, ritmos ceremoniales y riffs dominantes. En ‘End Uncovered’ logra incluso domar todo esto, quedando la voz de Felicia Chen -nombre real- casi desnuda durante un buen rato. Tan acogedora como le permiten, antes de que el paisaje vuelve a ser inhóspito. Esta irregularidad, tonos más melódicos que ganan el pulso por momentos a la salvajada, me atraen mucho. El halo peliculero, también.
Ahora sí, ‘Caroline’ que es donde presta su talento FKA Twigs. Volvemos al pellizco emocional. Desde que la descubrí, una de las canciones que al instante sumé a mi playlist de temarracos del año. Representa a la perfección la unión entre síntesis y humanidad. Pálpito lloroso y castaña hiriente. La artista -al igual que lo hizo antes Chelsea- brinda momentos de liberación que contrastan con la regresión y el ruido infernal de las guitarras, beats electrónicos y máquinas que se autodestruyen.
El álbum explora temas de disforia, pérdida de identidad y regresión infinita, donde la sensación de destrucción y muerte nunca decae, más bien muta y se intensifica. Superar ‘Exinfinite’ sin que te caiga alguna lágrima negra por el rostro, es todo un reto. Así que, cuidado.
Mención aparte para un sello como PAN que, como mi admirado Carles Porta diría, procura poner luz en la oscuridad. Aunque esta sea de una vela a punto de consumirse del todo. Y es que la discográfica berlinesa abraza de un modo enfermizo el Techno sórdido e industrial -da igual si deambula perezoso- al igual que apuesta por jardines lúcidos, con su justa morriña, y ciertamente menos envenenados. Chapó por ellos y por la decisión de apostar por Venera, que también por otros proyectos como Marina Herlop o Heith. En definitiva discos y propuestas que, al menos en mi caso, mejoran con cada nueva escucha que les doy.
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