Cuando la gente piensa en Barcelona le vienen a la mente tres cosas: el Mediterráneo, el sentimiento multicultural y El Guincho. Pues bien, este disco contiene estos tres elementos.
Mediterráneo de principio a fin, el carácter del disco parece encajar a la perfección al fin por el que ha sido elegido, ponerle la banda sonora al film dirigido por Woody Allen, “Vicky Cristina Barcelona”.Música pintoresca, tranquila y de carácter cálido que mezcla detalles de jazz con chanson y raspados de guitarra latino. El uso de instrumentos como el charango combina con la base rítmica del contrabajo para darle el componente festivo esencial que requiere el carácter mediterráneo y la sección de vientos (trompetas, melódica y saxo alto) resulta indispensable. “Ay mi niña” es una canción idónea para hacer la siesta o besar la mulata que te has ligado en la tasca, “No quiero crecer” tiene un carácter melancólico muy especial y “Tramontana” es la canción perfecta para ponerle play al iPod e imaginarse callejeando por Escudellers, llegar hasta Avinyó y bajar a la Barceloneta. La multiculturalidad es sinónimo de cosmopolitismo (adjetivo sustituible por ‘cool’) y la voz de Giulia, italiana de nacimiento pero barcelonesa de adopción, es un claro ejemplo de ello. Pablo Díaz Reixa, al que hacía referencia al principio participa en el disco (ya no en los directos) en coros y percusiones, así como el resto de componentes de la banda que colaboran a medida de lo posible, ofreciendo lo mejor de cada casa para la sentencia final del disco. Redondo, cálido, mediterráneo.
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