Owen Ashworth parece uno de esos tipos deprimidos y solitarios, de los que vivirá y vivirá bien si consigue dominar su genio a costa de hacer públicas tantas penurias y frustraciones adolescentes. Aunque también podría ocurrir que, como tantos otros, nuestro hombre acabe sumido en la más absoluta mediocridad, sentado frente a una pinta de cerveza en el bar de Moe, escondido, esquivando el programa de alcohólicos anónimos al que ya se arrepiente de haberse alistado y pensando lo que podía haber sido y nunca llegó a ser.
Y es que con personajes como él parece más difícil que nunca separar lo personal de lo artístico, cuando canta cosas como “Woke up with fingers crossed/in a boy´s bed with your pants off”, el mejor arranque posible para un álbum confesional, de storyteller traumatizado y con dos referentes clarísimos: por un lado Stephin Merritt, cuyo talento melódico persigue armado de cajas de ritmos y teclados vintage. Magnetic Fields son una pieza cara de cobrar y, aunque no diría abiertamente que Ashworth fracase en el intento, sí es cierto que sus melodías aún se encuentran lejos de la emotividad de un “Get Lost”. En el otro lado de la balanza Arab Strab, otros baluartes del lo-fi y el recitado mascullado entre dientes, que inspiran la profundidad y la urgencia de piezas como “Young Shields” o “Bobby Malone Moves Home”. Todavía esperamos el siguiente paso.
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