No hace falta que recurramos a los grandes nombres de la música urbana actual para ver en esta nueva ola de artistas desvergonzadamente jóvenes y atrevidos ese aire de cambio que asegura, por su parte, el futuro de la escena independiente. Son muchos los proyectos que, desde su modesta autogestión, han terminado ganándose un hueco en esta sobrepoblada industria, salvando el negociado del “hazlo tú mismo” con aquello que mejor sabe hacer la Generación Z: romper moldes y desdibujar las fronteras de los géneros con descaro y arte.
En sus veinte, y tras haber presentado credenciales hace un par de años con su ecléctico “PURGATORIO” (23), Marina Montesano, aka Espineli, renueva los votos de su propuesta con el savoir-faire de quien le tiene el pulso ya cogido a la partida. “HABLANDO EN PLATA” no es más que la sublimación de lo que ya vimos en su primer envite; un acercamiento más depurado a esa desacomplejada fusión de estilos que, ahora sí, parece manifestar una orientación más definida.
Acompañada de curtice en cada uno de sus nueve cortes, la madrileña decide nivelar el contenido y el continente de los mismos, atenuando el ímpetu con respecto a su frenético debut y apostando por una electrónica más orgánica y sutil. El glitch y el hyperpop continúan formando parte indiscutible de su ideario, pero en este caso no son rasgos que definan de manera tan expresa el carácter del elepé. Sí lo hace, en cambio, la honestidad de sus letras, no tan enmascarada como en el pasado entre referencias de aquí y de allá, y sí más desprovista de rodeos.
Con sus juguetones ritmos de reggaetón almibarado, “DRiP DONA” nos aleja de aquella catarsis inicial mencionada y nos sitúa en el lado de la ternura, aunando el perreo hasta el suelo con la vulnerabilidad del hechizo (“Ha iluminado toda la avenida, si no me da un beso me quita la vida”). Prima hermana suya es “MUDA”, en la que entre síncopas tórridas y atrevidas la cantante vuelve a dirigirse a nosotros a puro corazón y pecho descubierto (“Regresar al pasado y volverte a tocar”). Edulcorado pop acústico para una “cuando vienes tú” que redondea la ecuación enamorada, presta a concluir con un “todo en uno” de voces tratadas, cuerdas melancólicas y bases de épica explosiva (“cAARE”).
A pesar del tono íntimo del largo, subrayado por una fugaz extensión de apenas un cuarto de hora de duración, nunca podemos dar por sentada qué etiqueta le colgaríamos a los temas de Espineli (y ni falta que hace). “SMiNT!” transmuta con rabia a golpe de modulación vocal y sacudidas techno; “+5” rompe cualquier tipo de previsión inyectándole espasmos disruptivos a una base atmosférica y pulsada; y en “SHiBARiii 縛り” directamente nos parece estar viendo el fantasma de “MOTOMAMI” (22) tomando forma entre pop deconstruido y rimas con cariz japófilo.
Marina no miente cuando nos advierte de la literalidad con la que busca ahora expresarse de la mano de un título como “HABLANDO EN PLATA”. Su esperada evolución pasa por una sobrevenida capacidad para conmover, donde la bajada de revoluciones no le impide seguir exhibiendo su efectivo catálogo de trucos.
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