Laurence Bell bien merece un protagonismo en esto del pop que siempre se le ha negado. Fundó Domino Records y definió el sonido de los noventa publicando a Sebadoh, Pavement o The Pastels para, a continuación, volverse a Glasgow y traerse a Franz Ferdinand de la mano. Y cambio de tercio: a día de hoy Domino es una máquina de hacer dinero con escasas concesiones a su pasado independiente. Entre ellas, y tal vez por aquello de la nostalgia, se encuentran varias reediciones de algunas de las formaciones más gloriosas de la Escocia de sus años de instituto: Orange Juice, Fire Engines, y ahora Josef K, para un servidor los más valiosos de todos ellos y también la reivindicación más coherente del sello, si tenemos en cuenta que siempre han sido señalados como ascendientes directos en la genealogía de los Ferdinand. Surgidos como cuarteto en el Edimburgo de finales de los setenta, Josef K heredaron de proto-punk neoyorquino un nervio guitarrero no exento de hambre de melodía. Gustaban tanto como Buzzcocks de la canción directa e inmediata, aunque nunca disfrutaron del éxito de éstos, tal vez por su punto intelectual, y sus discos fueron cayendo en el olvido hasta convertirse en la clásica referencia para críticos y “enteraos”. Una injusta posición de la que debería sacarles este recopilatorio (más las reediciones de LTM) de veintidós temas extraídos de su abortado primer álbum, su continuación “The Only Fun In Town”, alguna cara B y Peel Sessions.
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