Con “Emerald City” John Vanderslice concentra la generosidad de “Pixel Revolt” (Barsuk, 05) en nueve canciones largas y, pese a su complejidad, mucho más accesibles que las que encontrábamos en “Cellar Door” (Barsuk, 04) y “The Life And Death Of An American Four-Tracker” (Barsuk, 02).
Cambiando la influencia de la poesía por un influjo mayor de songwriters en su cosmovisión, Vanderslice ha entregado un sexto álbum de estudio centrado en la guerra de Irak, las autoridades gubernamentales estadounidenses y la destrucción de las Twin Towers el 11-S del 2001. La aproximación es cálida, menos críptica que antaño y muy ambiciosa: empieza hablando del rayo creador primigenio (“Kookaburra”), sigue con una fábula sobre una comunidad preindustrial (“Time To Go”) y después de hablar mal de la policía (“The Parade”) y tratar aproximarse al deseo de sus padres que han perdido a su hija, secuestrada y asesinada (“White Dove”) nos invita a viajar a Irak en barquito en el tríptico “Tablespoon Of Codeine”, “The Tower” y “The Minaret”, y después de este tour de force encomiable aún le quedan fuerzas para recordar una litografía de Charles Rennie Mackintosh (“Numbered Litograph”) y evocar, desde un punto de vista muy personal, el septiembre negro del 2001 (“Central Booking”).
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