Pereira, periodista y viudo, anda con una depresión galopante. Pero en la época, los años cuarenta del régimen salazarista en Portugal, el término depresión no estaba tan en boga, y los métodos para ‘sanarla’, tampoco eran los de ahora, precisamente. A Pereira, el doctor le recomienda balneario como terapia. Barbecho. Descanso. Pereira es el protagonista de la fantástica novela “Sostiene Pereira” (94) de Antonio Tabucchi. Una novela a la que se la ha tachado de histórica y realista. Pero que realmente tiene un trasfondo trascendental, aunque muy camuflado en lo cotidiano.
Tal vez porque lo descubrí a la vez, pero siempre asocié la lectura con “Vol i dol” (10), segundo disco de El Petit de Cal Eril. En la simpleza, el cedé escondía fragilidad, duda, que ha hecho no envejecer a la obra. Porque siempre estaremos perdidos; hay que echar mano a menudo de esos discos, de esos textos. El cantautor se había desviado de esa senda confesional en sus últimos discos, mucho más apegados a un sonido de vanguardia, con más floritura. Con el tiempo había caído en un cierto ensimismamiento. Por eso mismo, hace tres años, la banda paró. Mucho concierto, mucho disco cada dos años, mucha rueda. Y a la tierra hay que dejarla descansar. Hace poco, Joan Pons, volvió a componer. Se hicieron algunos cambios en la asignación de instrumentos en el grupo, y volvieron a tocar. Diferente. También se dejaron aconsejar por Luke Temple, músico y productor americano. Y la cosa es que se han cargado los artificios y todo ha quedado más tranquilo, más natural, más bonito; no es el adjetivo más específico del mundo, pero habrá que usarlo de vez en cuando.
El Petit ha vuelto a escribir canciones desde un sitio ‘de sentido’. Sabiendo dónde está. Ya en los cuarenta y tal. Y, claro, con las preocupaciones de esa edad: quiénes somos y en qué invertimos nuestro tiempo. De ahí “Aigua fosca” o “Ni rei, ni déu, ni pàtria”. Canciones con la duda por bandera. El grupo ha vuelto con el mejor tino. Como a ese Pereira, se les recomendó (o se recomendaron a ellos mismos) sabiamente parón y búsqueda. Para volver a encontrar un sentido.
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