La particular sociedad de las guitarras distorsionadas y los sonidos jamaicanos ha experimentado distintos estados a través de la historia. Algunos artistas utilizaron esta yunta como vehículo de protesta y unión social (The Clash), otros más con motivos de fiesta y orgullo punk rocker (Rancid, The Mighty Mighty Bosstones) y otros con la idea de romper esquemas y abrir cabezas (Fishbone, Bad Brains). Dub Trio viene transitando este mismo camino pero desde una perspectiva distinta ¿Futurista sería la palabra? Desde sus comienzos, hace ya casi dos décadas, esta banda original de Brooklyn buscó inspeccionar los quiebres de ambos estilos en la vena de como lo harían unos Mr. Bungle o Naked City, es decir a lo bestia, sin anestesia. Así pasaban de sonar como Augustus Pablo a hacerlo como Slayer con gran velocidad e impacto. Pero Dub Trio, como el lobo, sabe más por viejo, y en 2019 se despachan con “The Shape of Dub To Come”, todo una declaración desde el mismo título, que tributa a las grandes obras de Ornette Coleman (cambiar "dub" por "jazz" en el nombre del disco) y a Refused (hacer lo propio pero con "punk"). La edición de este disco representa el rendevous de Dub Trio con sus máximas virtudes. Así como en sus primeras referencias discográficas se mostraban más como mezcladores de estilos (básicamente reggae-dub y metal), aquí amplían su repertorio de recursos significativamente y aún mejor: comienzan a sonar a un híbrido de todas sus influencias. Los acertados invitados en las voces (Buzz Osborne de The Melvins, MeShell Ndegeocello y Troy Sanders de Mastodon) no hacen más que acentuar este carácter tan ecléctico como natural al oído.
En medio de una discografía con momentos intensos, pero sobre todo con un muy buen nivel de coherencia, “The Shape of Dub to Come” hace pico en la idea que lo representa: utilizar las técnicas del dub como recurso en medio de pasajes no sólo de reggae (“Forget My Name”) sino de géneros como el sludge (“World of Inconvenience”), grunge (“Spyder”), math (“Computery”), música incidental (“Life Signs”, “Sati”) y crescendos progresivos (“Needles”).
El largo andamiaje de Joe Tomino (batería), Stu Brooks (bajo) y DP Holmes (guitarra) -que incluye colaboraciones con artistas como Matisyahu, Mike Patton, Mark Guiliana, The Fugees, etc.-, ha dejado a la vista sus capacidades de adaptación a todo tipo de proyecto ajeno, y quizá haya funcionado como combustible para que en esta ocasión hagan el disco más personal, transparente, intenso y enfocado de sus carreras.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.