All The Ways We Are Together

Lo nuevo de Dreamer Boy focaliza en las relaciones y conexiones humanas; para crear una lista de temas de amor luminosos, pacíficos e intimistas. Zach Taylor apuesta por expresarse libremente y eliminar todo tipo de presiones sobre el que debería ser su álbum de consolidación. Tras tres años de creación del proyecto, firma así con “All The Ways We Are Together” un álbum continuista y poco ambicioso. Una pieza de fácil consumo, pero olvidable, con la que no busca definir su perfil en la industria y cuyo máximo fin está en lanzar un mensaje reconciliador a una sociedad ahogada entre obligaciones y censuras.

Aunque el tema central del álbum va dirigido a la capacidad de enamorarte de alguien con el que ya tienes una conexión especial previa. Con ese amigo de toda la vida que siempre viste con otros ojos, esa sensación de dar un paso más y poder echarlo todo a perder. Zach también habla en este nuevo disco sobre altibajos, ansiedad, tristeza o la depresión del presente en el que vivimos. La gran diferencia en el tratamiento de estos temas está en que hasta la canción más negra del disco tiene su hilo de luz y esperanza al final del túnel. Son cortes optimistas, buenrollistas y positivos. “All The Ways We Are Together” está creado para que todos los fans del artista sean una unidad y se cuiden mutuamente. Sí, como si de una especie de secta se tratara. Por eso, junto al lanzamiento del disco también ha creado una iniciativa naturalista, bajo el mismo nombre del álbum, destinada a promulgar acciones para proteger y ayudar a la Madre Tierra.

A grandes rasgos este segundo LP vuelve a tener el synth-pop ochentero y el RnB (“Joy”) como protagonistas. Zach comenzó a escribir el disco entre los 20-23 años y de nuevo ha decidido recurrir a su ‘partner in crime’ Bobby Knepper para la producción y construcción de melodías. Es un álbum mucho más bedroom que su predecesor, hay más apoyo en las guitarras y una clara influencia de la evolución del sonido PC Music en los últimos años hacia temas más comerciales y con un tratamiento de la electrónica más intimista (“Bike”). Entre lo mejor del álbum la colaboración con Melanie Faye en “Let’s Hold Hands” que representa a la perfección la esencia del proyecto (“I think I love you more than a friend
Is that okay to say to you?”). Ese punto funky que tiene “Easier Said Than Done” o la bella, pegadiza y nostálgica “Crybaby” que ya nos presentó previamente como single promocional del disco (“I miss all my Friends. I pick up the phone, call, talk about anything. Bad service, call dropped, hope you see better days. I don't know why, I just tend to isolate”)

“All The Ways We Are Together” es un álbum sincero y lleno de buenas intenciones. Pero, hay algo en él que no termina de conectar con el oyente al 100%. Debería catalogarse como un álbum terriblemente personal en el que Zach se sincera a corazón abierto. Sin embargo, no acabamos de creernos sus historias, o más bien no llegan a interesarnos demasiado. Es un disco agradable desde la primera escucha, reconfortante y perfecto como hilo musical. Pero, eso no es un segundo álbum en la carrera de un artista que tiene una multi a sus espaldas. No es un disco interesante y para tratarse de un disco de regreso tras tres años de ausencia eso es imperdonable. No sé, también puede ser que le estemos exigiendo demasiado a un músico cuyas expectativas de crecimiento en la industria sean otras.