Denver
DiscosNeil Michael Hagerty

Denver

7 / 10
Luis Argeo — 03-06-2016
Empresa — Drag City / Popstock!
Género — Rock

No va a ser este un disco vital en la extravagante trayectoria de Neil Michael Hagerty -¿cuál lo es?-, aunque el músico más sibilino del indie-noise-punk primigenio regresa con mierda de la buena. ¡Disfrutemos del momento! Es lo que hace él, ¿no? Este veterano demiurgo del avant noise y el rock guitarrero suele jugar al despiste y caer siempre de pie, es la seña identitaria de un rockero persistente, que mezcla ritmos clásicos, fórmulas empleadas desde que se electrificó la primera guitarra y caóticos sonidos desestructurados en la maquinaria garagera y punk para, ahora, presentar nueve canciones en 28 minutos que, como él, han encontrado en Denver una ciudad donde brotar con fuerza, como rastrojos soportando los rigores de la nieve para revivir bajo el sol abrasador del oeste americano. Así, en un álbum desigual de alusiones geográficas, un tema como “Mountain" remonta hacia territorios más naïf mientras su precedente “Canyon" nos envuelve a guitarrazos en las profundidades de una pesadilla, y ese giro cabe en el mismo paisaje musical, tan yermo y potente. "Time Gives" completa el chute central de adrenalina antes de caer en la modorra estival de la meseta sonora, vaquera, fronteriza. Y con el descaro del que sabe que pisa firme, Hagerty cierra con un tema - "300 Days of Sunshine" - que supera los cinco minutos y en el que concentra la energía y el impulso de este nuevo gesto de libertad musical.

Neil conoció las encomias de culto en la sucia y subversiva Pussy Galore junto a Jon Spencer en los ochenta. Se quitó de la heroína. Sobrevivió al delirio y la efervescencia experimental de Royal Trux junto a su femme fatale Jennifer Herrema en los noventa. Se quitó de la heroína. Se refugió en la escritura de ensayos y ciencia ficción en el siglo XXI. Se lanzó a la carrera musical en solitario. Se agarró a su guitarra hasta convertirse en leyenda viva del indie más underground de Nueva York, donde ha estado tocando entre lo más escurridizo y perecedero de la ciudad, oculto bajo nombres como Howling Hex, Weird War, Dan’l Boone, siempre con éxito. Relativo. Y esa relatividad es la que lo hace grande y necesario. Tras despararecer una temporada en Nuevo México o Colorado, planifica próximas andanzas que prometen nuevas emociones en una carrera hacia ninguna parte repleta de gloria.

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