Cutthroat

Shame continúan publicando a buen ritmo y lanzan el que es ya su cuarto álbum en un total de siete años. Un trazado que previamente había dejado títulos como “Songs Of Praise” (Dead Oceans, 18), “Drunk Tank Pink” (Dead Oceans, 21) y “Food For Worms” (Dead Oceans, 23), traducidos en generoso bagaje con el que los británicos daban buena cuenta de su gusto por ese post-punk agresivo y creíble que, al contacto con el escenario, potenciaba cualidades.

Los del sur de Londres lanzan ahora “Cutthroat”, un disco estilísticamente más variado (y cuidado) que entregas anteriores, en el que persisten rabia, contenido político, acidez y preferencias por un sonido contundente, pero en el que el grupo también se muestra abierto a nuevas opciones, texturas y hasta colores. El habitual post-punk de la formación liderada por el vocalista Charlie Steen convive, de este modo y en un total de dice temas, con virajes hacia zonas más cercanas al indie-rock y algún que otro argumento más melódico compartiendo el protagonismo.

Unas novedades que, tras tres discos previos incidiendo en la fórmula, lucen favorecedoras en el perfil global del LP y del combo. “Cutthroat” es una obra de buena digestión, que evita decepcionar tras mantener latentes aquellas cualidades que a estas alturas se le presumen a Shame, ahora entreveradas con nuevos trazos creativos que enriquecen el invento. Entre los cortes de viejo cuño estarían “Cutthroat”, “Cowards Around” o “Nothing Better”, compartiendo espacio los coqueteos con la electrónica de la pegadiza “Lampião” o piezas de aspecto más formal como “Spartak” o la juguetona “After Party”.

En cualquier caso, las influencias de The Fall, Wire, Gang Of Four o Killing Joke continúan vigentes en “Cutthroat”, prendiendo una chispa marca de la casa que se extiende con urgencia a lo largo de apenas cuarenta minutos que transitan con despreocupación entre lo asfixiante y lo accesible. Una dualidad manifiesta que, concretada en este trabajo, se impone como virtud tras potenciar agilidad, vistosidad y, en definitiva, el atractivo del producto en cuestión.