Quien me lea asiduamente sabrá de mi apego por las cantautoras, pero también que me gusta separar el grano de la paja y destacar los discos que dejan huella. Lo hice en 2000, con “From The Blue House” y vuelvo a hacerlo con este retorno de Lauren Hoffman tras cinco años de retiro voluntario. Lauren Hoffman ha vuelto y, para bien o para mal, nos encontramos con una artista muy diferente.
Ha cambiado, aunque haya recurrido –como ya hizo en “Meggido”, su debut discográfico- a David Lowery de Cracker como productor, y a miembros de Sparklehorse y Labradford como acompañantes. “Coreography” es, ante todo, una obra sofisticada y elaborada, un trabajo de investigación y un alegato a la belleza musicada, un disco que fluye con naturalidad, que juguetea (esa electrónica semicamuflada) y que abrasa. Pop de gama alta, rock sin aristas, arreglos preciosistas, modernidad controlada, algún que otro esbozo jazzístico y –esa es la gran novedad- poco country del que rascar. Ahora que me había recuperado del shock provocado por Fiona Apple y su “Extraordinary Machine” –hay puntos en común entre ambas-, Lauren Hoffman me arrastra de nuevo a las redes de una mujer. Ahora solamente falta que vuelva Cheralee Dillon y la fiesta ya sería de maravilla.
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