Parece que ya no pasa, la era de la sobreinformación tiene la culpa, pero la verdad es que aun hay grupos que te pillan con la guardia baja y que sorprenden. No sabía absolutamente nada de Reptar cuando me cayó en las manos su disco de debut; ni nacionalidad, sello, estilo… Vamos, ni pajorela idea. Y creo que ahí radica parte de su encanto. “Body Faucet” podrá ser catalogado de forma reduccionista como-otro-ejercicio-más de afro-pop de nuevo cuño, pero en el primer álbum de este cuarteto de Athens, que no tiene nada que ver ni con REM ni con el colectivo Elephant 6, es un adictivo, colorista y festivo revival de la nueva ola de mediados de los ochenta desde la óptica de unos tipos que seguramente salieron del vientre de sus madres a mediados de esa misma década. Si se me permite la comparación, Reptar vienen a ser como unos Dogs Die In Hot Cars (los del celebrado “Please Describe Yourself”) en versión yanqui. Léase: como los escoceses tienen facilidad para los hits pegadizos, miran al pasado sin resultar rancios y mostrando ideas propias, y, sobre todo, consiguen que olvidemos nuestros problemas durante un rato con su pop quita-depresiones.
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