Split
DiscosBilintx ...

Split

7 / 10
Reuben Weedianaut — 11-08-2023
Empresa — DDT Banaketak / Prod. Tudancas / ...
Género — Punk

Después de dar señales de vida (más allá de los escenarios underground, al menos) como parte del recopilatorio de grupos punk DIY bilbaínos recientemente auspiciado por DDT Banaketak, llega en forma de split el debut de Gonorriaga y Bilintx (en su caso, debutan en formato físico tras un EP digital homónimo que vio la luz en 2021), editado una vez más con el apoyo de la distribuidora de Bilbao, a la que en esta ocasión se han unido un puñado de sellos (Producciones Tudancas, In My Heart Empire o Guns Of Brixton, entre otros) que comparten afinidad tanto con la DDT como con las bandas y la ética del ‘háztelo tú mismo’.

Surgida en confinamiento, el génesis de Gonorriaga parte de la amistad entre sus miembros y de un grupo de WhatsApp creado para combatir la soledad, a cuyo nombre (BjZjsssbfujbu) está dedicado el disco. El cantante Artza vendría a ser el nexo común entre ellos, ya que comparte proyectos a dúo con Mikel (bajo) y Juane (batería), Minbizia y Fiambre, respectivamente, y a los tres se une también Kalim (guitarra) de los granadinos Error de Paralaje para completar el cuarteto y dar forma a un sonido que encuentra su factor diferencial en la poesía del primero.

Musicalmente, practican un post-punk que parece omnipresente desde la explosión de bandas como Molchat Doma, pero la lírica del grupo y esa voz apunkarrada solidifican su personalidad en estos cinco temas que sirven como perfecta carta de presentación de todos los rasgos que la conforman, y que han sido registrados en los mismos Promete Puñal en quienes confió DDT para las labores de estudio de grabación y mezcla de la citada compilación. Nombrados simplemente con números romanos no consecutivos, desde la inicial “II” podemos comprobar que la misantropía (“entre los esqueletos de cemento ya no se ven personas, sólo hay ratas, turistas, zipayos”) y la claustrofobia postapocalíptica derivadas del encierro y posterior reclusión al aire libre (“la ciudad parece muerta, se ha convertido en un cementerio, casas vacías, calles sin vida, la grandeza de un mundo en ruinas”) son los ingredientes principales que alimentan la máquina de Gonorriaga más allá de comparaciones fáciles con Arrotzak.

Si la “Galduta bizi” mencionada en el primer párrafo pudiera nutrirse de la escuela de los gipuzkoarras que sobrevuela todo el compendio, aquí se revelan con muchos más matices en su haber, principalmente a través de unas guitarras que brillan como las de Mausoleo, herederas del pop oscuro de los 80 y contrapunto luminoso de unas letras que podrían haber escrito los Eskorbuto. Una dualidad ejemplificada en la nihilista “I” (“me asusta estar conmigo, soy lo peor, me gusta matarme vivo”) o en la decadente “III” (“ruidos y gritos en el exterior, me da miedo el mundo real”), el corte más breve del lote, con esa narrativa inadaptada como los Cicatriz y un estribillo frenético exprimiendo el límite del vinilo para dejarlo por debajo de los doce minutos con la final “V”, precedida por un “¡venga va!” premonitorio de la canción más acelerada del tracklist (“no puedes parar, nunca has podido, sigues el camino a hostias”), con una estructura que se desarrolla en un puente agónico (“no puedes pensar, no puedes vivir, pero no quieres morir te da miedo la muerte”) que te deja con ganas de que sigan escupiéndote a la cara. A juzgar por lo escuchado, seguro que tras el horizonte les esperan cosas aún mejores.

Bilintx, por su parte, nacen en la convulsa desescalada entre las paredes de 7katu Gaztetxea y toman prestada su nomenclatura del apodo con el que se conoce al poeta y bertsolari donostiarra del s. XIX Guillermo Joaquín Indalecio Bizcarrondo Ureña. Provenientes de La Sombra (y anteriormente Hanged, ambos proyectos surgidos también de la autogestión al amparo de los locales del extinto Ateneo Libertario Izar Beltz), tras la marcha de Lizardi a Madrid (a quien hemos podido ver de vuelta tocando el saxofón en alguno de los últimos conciertos de VULK) deciden romper con los límites del post-punk establecido y experimentar con su música de manera análoga (si se me permite la hipérbole) a BAP!! en los 80 o los mismos hermanos Abrego años después con Inoren Ero Ni y -GAILU.

Su sonido es una amalgama impropia de su bisoñez, una mezcolanza de bertsolaritza (con esas métricas y estructuras propias del verso o esas repeticiones en las estrofas finales para reafirmar sus palabras), (anarcho) punk, no/new wave y post-punk; todo ello vestido del anarquismo que dejan entrever en un logo diseñado por Asier (voz y letras) que refleja la personalidad y talento del combo, aunando con unas simples líneas referencias a Crass, la Bauhaus y la anarquía, o el mismo Moko al que apelan en su nombre, otro de los motes del bertsolari dado su prominente apéndice nasal. Si bien la idea del split conjunto surgió de las maratonianas sesiones de grabación del “Hemen eta Orain” en las que sus componentes trabaron amistad, a diferencia de sus primeros temas (registrados como cuarteto con dos bajos, batería y voz) y de la cara que los antecede, esta vez han optado por la autoproducción en todas sus facetas, facturando su cara del LP en el local de ensayo de principio a fin.

Una decisión que, para quien escribe, resulta en detrimento de unas canciones que hubieran ganado enteros de haber contado con una producción más “profesional”. Desde la inicial “Oinen Azpian” (que empieza cercana al noise o al power electronics para pasar a estructurar el caos más cerca de Radio Futura o de los Gabinete Caligari de “Sombras Negras”) queda patente que sus caóticas composiciones rezuman un talento que todavía no poseen como productores. Aún así, cortes como “Mendekuan” (en la que me recuerdan a los Moss Icon autores del seminal “Lyburnum Wits End Liberation Fly” que celebra su XXX. aniversario) o “Armada Baltza” (que consiguen hacer sonar luminosa a pesar de la violencia que desata en directo) encajan a la perfección con esa sonoridad proto-punk, aunque “Oroitzapenetan” (demasiado saturada) y “Kar Kar Kar” (auténtico himno en sus conciertos junto al ya clásico “Polizia Gorroto Dut” que le escamotean inadvertidamente a The Spits) no ven todo su potencial hecho justicia. Bilintx son punkis que le cantan al amor y al libertarismo y al parecer, se encuentran en un hiato indefinido. Esperemos que no dure mucho y pronto volvamos a saber del quinteto, el mundo necesita más ácratas como ellos.

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