Futique
DiscosBiffy Clyro

Futique

8 / 10
Luis Benavides — 24-09-2025
Empresa — Warner
Género — Rock

Tras la publicación de “A Celebration of Endings” (20) y “The Myth of the Happily” (21), lanzados con apenas un año de diferencia, Simon Neil sufrió una pequeña crisis creativa. Se quedó sin ideas, se bloqueó y decidió volcarse en cuerpo y alma en un proyecto paralelo como Empire State Bastard, una banda de metal extremo, junto a su amigo Mike Vennart (Oceansize) y al gran Dave Lombardo (Slayer, Dead Cross, Mr. Bungle).

Después de berrear durante una buena temporada con esta inclasificable banda, de crear música desde la violencia y la oscuridad, el músico empezó a echar de menos su verdadera naturaleza y fue recuperando la inspiración necesaria para componer un nuevo disco para Biffy Clyro, el décimo ni más ni menos. En este sentido, el sonido pulido y brillante del presente “Futique”, el primero en cinco años del trío escocés, surge como una reacción, impulsado principalmente por el amor en su sentido más amplio.

Grabado en los míticos estudios Hansa de Berlín, “Futique” habla de “esos momentos hermosos, tristes y fugaces que solo adquieren importancia en retrospectiva”, según explicó la propia banda, que lejos de entregar un disco puramente nostálgico firma un disco a todo color, suntuoso y moderno con la ayuda del joven pero experimentado productor Jonathan Gilmore (Nothing But Thieves, The 1975, Beabadoobee). Miran hacia delante, siguiendo la senda de sus últimos trabajos, con cortes juguetones y preciosistas, si bien algunos cortes como la trepidante “Hunting Season”, la guitarrera “True Believer” y la balada “Goodbye” nos devuelven a los Biffy Clyro más certeros del “Only Revolutions” (09), su cima creativa para muchos, entre los que me incluyo.

Este disco podría ser uno de los más honestos desde “Puzzle” (07), un álbum atravesado por la muerte de la madre de Neil. Aquí encontramos varias piezas con un marcado carácter autorreferencial, como ha confesado el propio cantante y letrista, en las que podemos entrever viejas heridas en una banda formada por tres amigos unidos por la música desde hace casi cuatro décadas. Ahí están la edulcorada “Little love” (“El año pasado por estas fechas, todo se vino abajo / Derramaste mi corazón, declaraste que todo carecía de sentido”) y la rabiosa “Friendshipping” (“Pensé que lo compartíamos todo / La forma en que reíamos, la forma en que cantábamos / Cuando soñábamos, soñábamos en voz alta”), pero también en la optimista “Woe is Me, Wow is You” (“Este barco está construido para durar”). Superados todos esos desencuentros, parecen decirnos con estas estrofas, la banda tiene mucha vida por delante.

Sacar un décimo disco de estudio fiel a la esencia de la banda sin repetirse en exceso debe ser harto complicado. Neil y los hermanos Ben y James Johnston lo consiguen con “Futique”, un trabajo con fondo de melancolía y al mismo tiempo celebración que va enganchando con cada escucha.

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