Lejos de extinguirse, parece que esa moda consistente en que un grupo revisite (con una u otra excusa) parte de su repertorio sigue cotizando al alza. Tanto que cada vez se antoja más complicado que una banda veterana se resista a un tipo de invento de dudosa justificación, por su escasa originalidad pero al mismo tiempo por lo irrelevante del resultado final. Tras los casos de reputados compatriotas como Paul Weller, Echo & The Bunnymen o Richard Ashcroft, ahora son los no menos míticos James quienes, aprovechando como pretexto su cuadragésimo aniversario como banda, apuestan por regrabar dos decenas de sus canciones, en este caso con el soporte de The Orca 22 Orchestra (dirigida por Andra Vornici) y un coro de ocho miembros.
La banda de Manchester sumaba, al menos de inicio, ciertas ventajas con respecto a aquellos compañeros de profesión que se aventuraron en una empresa que no salió del todo bien. Para empezar, el combo cuenta con una marcadísima presencia melódica y un fuerte componente emotivo que guía todo su catálogo, tras haberse mostrado siempre especialmente duchos cuando se trata de dar con estribillos embriagadores ante los que es complicado no claudicar. Sucede, además, que su líder Tim Booth es uno de los mejores (y de paso más queridos) vocalistas de su generación, motivando ese hipnotismo que los británicos han lucido de manera prácticamente interrumpida desde el debut “Stutter” (Sire, 86) hasta el notable “All The Colours Of You” (Virgin, 21) –su mejor trabajo en mucho tiempo–, y pasando por otros títulos tan celebrados como fueron “Seven” (Fontana, 92), “Laid” (Fontana, 93) o “Pleased To Meet You” (Mercury, 01).
Un par de especificidades aptas para encontrar acomodo en el nuevo envoltorio y que sirven para solventar la mayoría de seleccionadas, si bien en ningún caso superan a las originales. En cualquier caso, el capricho de Both y compañía escapa de aquel desastre en el que ha derivado el atrevimiento de otras formaciones o artistas, y es tal el encanto inherente a sus composiciones, que resulta aceptable degustar las reinterpretaciones aquí ofertadas. Los ingleses juegan con numerosos cambios de ritmo para mutar el aspecto y la intención de las propias canciones, con mayor o menor presencia orquestal según el momento y mientras la poderosa voz de Booth sigue emergiendo como faro inextinguible. Todo en un repertorio repartido entre éxitos del tipo de “Say Something”, “Sometimes”, “Sit Down” o “She's a Star” y piezas menos conocidas como “Why So Close”, “Lookaway” o “Hymn From A Village”, a las que sumar la inédita “Love Makes A Fool”.
“Be Opened By The Wonderful. 40 Years Orchestrated” es, efectivamente, un capricho. Pero es el antojo de una de las más reputadas y longevas bandas que haya dado una ciudad tan prolífica en lo musical como es la localidad industrial de Manchester. Un producto que, en la práctica, queda sita en terreno neutral, sin llegar a amargar ni escandalizar, pero muy lejos del nivel de fascinación de muchas de sus entregas previas. Algo permisible dado el estatus que James ostentan en propiedad y el cariño que siempre ha generado su presencia artística; y, de paso, gracias también al buen sabor de boca que dejó su mencionado último álbum de estudio y posterior gira por nuestro país.
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