Beastland

La tentación de utilizar etiquetas como “post” es un fetiche habitual dentro del mundo de las artes, tan dado a querer estar superándose a sí mismo cada veinte minutos que, irremediablemente, acaba cayendo en tópicos preexistentes. En lo personal, creo que dicha etiqueta tiene sentido cuando en ella va implícita la intención de reflexionar sobre la esencia de esa manifestación y querer ampliarla. Por poner un ejemplo común: el post-metal toma el elemento esencial de la narrativa del género – la distorsión – y lo sitúa en el centro de su discurso para hacer de la textura un abrasivo campo de experimentación en el que deshacer los límites de los géneros. Desde ese punto de vista, pues, habría pocos artistas que entenderíamos como justos merecedores de la categoría sin caer en el mero artificio del onanismo vanguardista. Pocas dudas caben de que Author & Punisher, proyecto principal del estadounidense Tristan Shone, sería uno de ellos.

Lo fascinante de su propuesta, tal y como vemos en esta nueva incursión discográfica, “Beastland”, es su capacidad de canalizar esa densidad a través de un discurso sonoro demoledor y martirizante hacia el terreno de la música industrial y electrónica. De ella y sus “drone machines”, las peculiares esculturas electromecánicas que se sitúan en el centro de sus creaciones artísticas, nace una inusitada furia nihilista que funde el bestialismo de The Body o Full Of Hell, sus ahora compañeros de sello, con las estampas sintéticas más ariscas de Trent Reznor. Y el resultado no podría ser más sorprendente: sin valerse de las herramientas habituales de la música metal logra articular piezas contundentes y penetrantes en las que a duras penas permean las líneas melódicas – vivo ejemplo de ello son las descarnadas “Nihil Strength”, “Ode to Bedlam” o la “Beastland” propiamente, epílogo de tendencia drone. Sin duda alguna, una de las grandes referencias experimentales de este 2018 que reafirma el verdadero sentido del sonido extremo en esta década poniente.