Insólito por varios motivos, como contener letras en latín extraídas de textos de Giordano Bruno o por el hecho de haber concebido este disco con todo un coro y una orquesta completas, este segundo disco del americano Eyvind Kang en Ipecac (enésimo en su carrera) dispone de una decidida intención por inmiscuirse en la composición clásica obviando así las referencias étnicas que poblaron su anterior “Virginal Co Ordinates” y completando las experimentales, acercándose mucho más a lo que ha sido el hasta ahora inmenso currículo de este músico labrado en mil y un proyectos.
Rozando el minimalismo en alguna de sus partes o arrimándose en otras a las predilecciones vanguardistas de personajes como Ligeti, la firmeza arrolladora de esta obra impecable proviene, no ya de su excelente trabajo compositivo, sino del partido sacado a sus múltiples invitados –entre ellos, Mike Patton y Jessika Kenney como cantantes- y situaciones: un compendio de espacios habitados por distintas atmósferas (sacras, épicas, románticas, sórdidas…) cuyo carácter, cercano a la banda sonora, seguro les fascinará.
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