A veces se impone la pregunta de cuánto de lo que hoy nos parece
estimulante y relevante recordaremos dentro de cinco o diez años. Se preguntaba
hace poco en su blog Luis J. Menéndez las razones por las que tienen ahora más
éxito bandas como Pavement que sus equivalentes hoy en día. En parte es porque
la historia juega con ventaja cuando se trata de juzgar las cosas. Dentro de
diez años será mucho más fácil hablar de grupos como Girls o Vampire Weekend, o
evaluar la importancia del “Odd Blood”
de Yeasayer o el “Bitte Orca” de
Dirty Projectors. Frente a esa ventaja insalvable, podemos intentar encontrar
en esos mismos grupos y discos algo nos hable del espíritu de nuestro tiempo
aunque sea precisamente esa vocación de foto fija la que los pone en riesgo de
ser olvidados cuando la historia pase página. Todo esto no parece importarle en
absoluto a los jovencísimos Surfer Blood. Su música es puro zeitgeist: los diez cortes que componen
su debut atesoran destellos de todo cuanto hay de excitante en la música indie
del momento, de todo cuanto contiene de renovador y de revivalista, tanto las
deudas a los clásicos (el pop californiano de The Beach Boys abrasado en la
furia de Pixies) como traviesos cut &
paste de algunos de los grupos que ahora mismo están marcando la tendencia
(esos punteos tropicalistas mirando a Ezra Koenig). Todo ello convierte “Astro Coast” en un disco monumental,
en algo magnífico, aquí y ahora, un mapa perfectamente trazado de lo mejor del
espíritu de nuestros días, un disco estimulante y arrebatador en su inocencia
del que no sabemos qué pensaremos en el futuro, pero ante el cual, en el
presente sólo podemos rendirnos.
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