Sus detractores, que los hay, les acusan de que, si bien tienen una confianza ciega en sus dotes como banda de directo, a Marah todavía les falta aglutinar un mayor número de canciones memorables. Y sus defensores, entre los que lógicamente me encuentro, tenemos como argumento sólido discos como “Kids In Philly”, “20,000 Streets Under The Sky” –el que más se parece a éste nuevo-, o sin ir más lejos su postrero, hipervitaminado y eficaz “If You Didn’t Laugh, You’d Cry”.
Con este nuevo catálogo de canciones que traen bajo el brazo, los adeptos vamos a seguir teniendo razones de peso a las que aferrarnos cuando se nos tiren al cuello. Los hermanos Bielanko, compensados y compenetrados como no lo habían estado nunca, han dado un ligero golpe de timón en su propuesta. De buen inicio, el disco descoloca, desconcierta, haciendo falta más de uno, dos y hasta tres repasos, para pillarle la onda al álbum de marras. La incorporación de la pianista Christine Smith (como la Jen Gunderman que formaba parte de The Jayhawks y que le faltaba al grupo), hasta hace poco fiel escudera de Jesse Malin, ofrece al grupo nuevos aires. Canciones más elaboradas, matices aquí y allá, el pop como elemento sorpresa visto desde la perspectiva de una banda que aboga por el rock’n’roll. A eso le podemos sumar unos textos que ganan en calidad con respecto a anteriores ocasiones. El resultado de todo ello son piezas cortesía de la casa como “Old Time Tickin’ Away”, “Jesus In The Temple” o “Can’t Take It With You…”.
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