Nuevo disco de la diva pionera en la fusión de tradición y modernidad. Sin embargo este disco poco o nada tiene que ver con sus inicios junto a Transglobal Underground.
Diríamos que se trata del disco más árabe, concretamente egipcio, de todos los que ha grabado y también el más acústico. De hecho ya hace años que sus gustos iban encaminándola a lo que al final ha grabado en este disco. Si otras veces eligió a Jah Wobble, Nitin Sawhney o los nombrados Transglobal, entre sus compañeros, esta vez ha sido el director musical británico Harvey Brough su cómplice para esta obra. Muchas de las canciones contenidas tienen unos arreglos que suenan a añejo, a jazz, e incluso a tango, y están interpretadas por una orquesta con cuerdas, metales, acordeón e instrumentos árabes como el ney (flauta) o el oud (laúd). Pero la voz de Natacha se mantiene igual de fresca, mágica y pasional. Si queréis comprobarlo y sorprenderos, escuchad “La vida callada”, en la que canta en castellano un poema de Frida Kahlo junto a Clara Andrés, y que es sin duda uno de los temas más bonitos del disco, o “Lammebada”, que ya hicieron Radio Tarifa. “Ana Hina” significa “Estoy aquí” y quizá se refiera a este nuevo comienzo para Natacha Atlas.
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