Ser joven y venir de un campo tan tradicional y anclado en sus bases como el bluegrass, no está reñido con cantar canciones que hablen de las cosas que inquietan a alguien que tenga veintidós años. Y la canadiense Bella White encarna eso. No se olvida de la música que ha nutrido su vida (su madre también era música) y por otro lado quiere explorar las posibilidades de su propia creatividad, pero sin salirse del raíl en el que se siente más cómoda. Por tanto, tras un primer disco de tanteo, ahora tocaba ir al grano y, sobre todo, buscar las piezas adecuadas para encontrar el sonido y el estilo concreto que ella buscaba. Así que contar con Jonathan Wilson era una apuesta segura, un caballo ganador, a la hora de enfrentarse a este “Among Other Things”. Solo hay que ver lo que Wilson ha sido capaz de extraer de Angel Olsen en los últimos tiempos. Otra mano amiga ha sido la de Buck Meek, guitarrista de Big Thief. Con este equipo a su lado y las ideas bastante claras, Bella White ha confeccionado un disco a su gusto y al nuestro.
A lo largo del viaje, White combina su vena bluegrass –caso de “Break My Heart”– con otro en los que baja las revoluciones, se pone más melancólica si cabe, y ahí da lo mejor de si misma. Un ejemplo es “Flowers On My Bedside” e incluso “Worth My While”, una canción con menos adornos y más profundidad. Su rango vocal es tan amplio y tan rico que, en ocasiones, no sabes si es mejor que fuerce su voz o bien que se modere. En todo caso, lo importante en el universo de Bella White está en los matices. Los suyos y los del piano de Drew Erickson en “Marilyn”, los del acompañamiento vocal de Erin Rae en varios cortes del disco. Todo ello la dirige hasta un nivel superior. Disfrutemos con “Among Other Things” del presente de la artista, aunque en realidad lo más alentador es pensar lo que será capaz de hacer con su enorme talento en el futuro.
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