Comentaba Joan S. Luna a propósito de Aias que si alguien le hubiera dicho, después de la fiesta de cumpleaños en la que ofrecieron su concierto debut, que poco más de un año después publicarían su primer álbum con el sello indie americano de moda (Blank Dogs, Wild Nothing, Crocodiles), hubiera tratado al autor de tal afirmación de loco exaltado. Esa anécdota refleja perfectamente una de las mayores virtudes del trío: Aias son unas intrusas. Y no hay nada mejor que eso. Gaia Bihr, Laia Aubia y Míriam García se han colado en la fiesta sin que nadie las invitara y cuando los anfitriones se han dado cuenta ya tenían los dedos metidos en la tarta y les habían llenado las macetas de colillas. “A la piscina” es más o menos así: exaltado, revoltoso, algo infantil y rebelde a su manera, un espléndido disco pop, con un par de capas de reverb extra, obra de tres riot grrrls con buen corazón que han sabido traducir sus limitaciones en eso que a menudo llamamos encanto (con la ayuda de Cristian Pallejà de Nisei a la producción). Aias derrochan encanto, y urgencia, esa clase de urgencia que te impulsa a hacer tonterías cuando una mañana te despiertas y te das cuenta de que llevas un tiempo siendo demasiado adulto. Es mucho más divertido ser un intruso.
el peor disco del año. Pero a la cantante que le pasa? me parece que no tiene muchas luces...