El sábado acudimos a la presentación de "Lento Ternura" de la genial Zahara con muchas ganas de descubrir qué tenía preparado para el directo.
Tras el sold-out del día anterior, la pista del Kafe Antzokia estaba más holgada en esta segunda fecha. Arrancó el espectáculo con la cantante de Úbeda abriéndose paso entre el público para dirigirse al escenario mientras su imagen en directo era proyectada en blanco y negro en una gran pantalla. Abrió con “Ternura” y desde el primer momento sorprendió por su gran capacidad de cantar y bailar simultáneamente modernas coreografías acompañada por dos jóvenes bailarinas. En el escenario en segundo plano se veía a la banda donde destacaba la presencia de Manuel Cabezalí (Havalina) y de Martí Perarnau IV –quien también acompaña a Zahara en el proyecto paralelo _juno.
Continuó dándolo todo con “¿Era esto la vida?”, “Yo solo quería escribir una canción de amor” y nos dejaron locxs las proyecciones de gatos humanizados de “Tus michis”. Ya totalmente conectada con su público abrió su corazón “Uff, hace 15 minutos estaba en la mierda…” Poco queda de la joven con aspecto angelical que se hizo famosa hace 16 años con su segundo álbum La fabulosa historia de…”. Del pop de guitarras ha pasado a un synthpop cada vez más electrónico y technoravero y de la aparente candidez a la reivindicación feminista, olé! Como un puñetazo en la barriga cayó la también bailable “Flotante” de su disco "Puta". Zahara y sus letras se han convertido en una incómoda realidad para la machista industria musical, realidad justa y necesaria a su vez para muchxs fans. Ya con los asistentes bailando en perfecta sintonía, sonó “Merichane”, del mismo LP, mientras nos seguíamos preguntando cómo podía tener tanto control de la voz al no dar tregua con tanta coreografía. En su contra, un sonido lejos de la perfección que se hubiera merecido el show.

Bajó revoluciones con “Canción de muerte y salvación” y tras el temazo “Taylor” volvió a sus raíces acompañada solo del teclado en la bonita balada “Soy de un pueblo pequeño”. Con “Crash” y “Leñador y la mujer América”, cambió de registro recuperando su lado guitarrero en la línea de las resucitadas Throwing muses. El lado más orgánico siguió con la versión punk de “Joker” y con el “El diluvio universal” en la que el sonido alcanzó su mejor momento (la sala hace más justicia al pop-rock que a la electrónica, todo sea dicho).
La parte final como era de esperar fue la más techno: “Demasiadas canciones” en la que no deja títere con cabeza, la Zaharave en modo ON con “Hoy la bestia cena en casa” y “Berlin U5”; y la guinda final de “Esto no es una canción política”. Hubo también bajada a la pista ante el entusiasmo de un hiperrespetable público. ¡Fiestón!

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