Weekend Dance
Conciertos

Weekend Dance

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Redacción — 14-09-2007
Fotografía — Archivo

El Weekend Dance, nueva propuesta electrónica de Sinammon, novedosa en el aspecto organizativo de las celebraciones electrónicas al andar a caballo entre Barcelona y Madrid, llega a la capital para curiosos y festivos, ofertando con un apetecible cartel el elixir para poner fin a los asuntos puramente veraniegos y mirar al frente, a un invierno y otoño en el que los promotores seguro que intentarán superar récords de consecución festivalera. ¿Nos queda hueco en nuestra agenda para más y mejor? ¿Qué citas del directo pasarán desapercibidas y cuántas se repetirán en el futuro? Con todo por comprobarse en esta temporada que se inicia, apostemos nuestra primera porra por un Weekend Dance de éxito. Que Gallardón no se entere, por favor, pero su parque del Juan Carlos I, tan pulcro y moderno, fue el idóneo para este plantel de artistas y las diez mil personas de público en el recinto. Superadas las primeras congregaciones del botellón a las afueras, uno se encuentra amenizado por un sonido impecable, ni muy alto ni muy sutil, y la capacidad de un auditorio con espacio discotequero a lo alto y en lo bajo. Sus gradas de cemento, algo vacías en las primeras horas de la tarde, guardaban la capacidad de permitirnos observar y bailar de lujo mientras las miles de cabecitas en el foso disfrutaban a la par, tiñéndose de colores malvas, azules y rojos de pura fiesta contemporánea. Deep Dish lo gozaba, en comunicación con la audiencia, ofreciendo ese house suyo tan acertado y elegante. Un puro calentoncillo para los que serían los amenizadores más esperados de la noche, los alemanes creadores de “Pogo”, Digitalism. Su combinación electrónica y pop, su propio contraste en la delgadez y la opulencia física, arrasó nada más comenzar con la mezcla de “Idealistic” y “Blue Monday” de New Order. Entre clásicos reconocidos de los presentes, como “Da Funk” de Daft Punk, guitarras, temas propios y ánimos a la confrontación Barna-Madrid, el dúo de moda dejó el mejor sabor de boca de toda la noche. Ni siquiera comparables eran los habituales reyes de la fiesta, Soulwax, que pueden llegar a aburrir a quien ya les haya visto en varias ocasiones, tanto como lo hace la colocación de Massive Attack en este cartel, que no jugo para nada en su favor. Los hermanos Dewaele recurrieron a un “Washing Up”, de Andersson, cuando más lo necesitábamos todos, dando paso a que Vitalic, al que hemos visto en mejor forma en el pasado, sí reconstruyera el ardor de graves y espirales en la pista. Sonó “Le Rock”, también “My Friend Dario”, y ya pudimos aplaudirle contentos. A destacar la comodidad de un único escenario, sin tener que moverse o elegir cruelmente entre unos u otros artistas. De este modo, tras Vitalic, uno se encuentra tranquilamente con la magna envoltura de Faithless. Los ingleses atraparon a grada y público de pie con un directo sorprendentemente competente y muy marchoso, dado que la experiencia de Maxi Jazz, Sister Bliss y Rollo es aplastante sobre un escenario, y que sus temas, como “Insomnia” y “God Is A DJ”, levantan el ánimo hasta en los cementerios. Sven Väth, que acertó de pleno con el “Saturate” de Chemical Brothers, y Carl Craig, que eligió para la fase de cierre y pliegue su remix de “Kill100”, cogieron muy bien el testigo de la noche para que de allí, a pesar de Gallardón, no se marchara nadie hasta el último beat.

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