El pasado sábado 4 de junio desembarcaba en Madrid la primera edición del Utopía, un Festival emplazado en la Ciudad Universitaria que congregó a fieles del EDM y de la electrónica mas de club... pero no por partes iguales. La diferencia de logística desplegada resaltaba las diferencias entre un escenario y el otro, lo que sigue confirmando la tendencia de los grandes eventos a intentar enganchar a las nuevas generaciones a través de una formula que más allá de nuestras fronteras está algo más consolidada (o no, ya que las malas lenguas dicen que Tomorrowland no pasa por su mejor momento) pero que, personalmente, dudo mucho que en nuestro país termine de funcionar.
Arranca mi experiencia rumbo al escenario secundario (nunca mejor dicho) denominado Waterfall para ver uno de los platos fuertes del día bajo mi punto de vista, el suizo Deetron, que junto a Dixon, era el principal depositario de mis esperanza de escuchar música electrónica de verdad. El suizo estaba embelesando a los allí reunidos a base de un set technoide muy bien construido, donde a cada tema iba imprimiendo un poco mas de presión, la cual fue muy bien recibida por el público, no muy abundante todavía. Temas como “Black Russian” de DV1 o “Never Grow Old” de Floorplan se encargaban de darle esos toques de profundidad y diversión al discurso, del cual cogió el testigo un Daniel Avery que cambió de rumbo hacía terrenos más houseros y melódicos durante la siguiente hora y media. La verdad que era la primera vez que veía en directo al londinense, que tuvo una ejecución más que correcta para las horas en las que nos encontrábamos y más aún pinchando antes de alguien con tantas tablas como Cassy. Nada mas y nada menos que una de las míticas residentes de Panorama Bar, que se apoderaba de los mandos a la vez que el sol caía y en un escenario que ya si rebosaba de público bailando.

Sobre las 10 de la noche tocaba el turno de dos de los grandes de la noche, por un lado en el escenario principal, el francés David Guetta hacía las delicias de los mas jóvenes, mientras Maceo Plex, que pese a su semblante serio y su presumible cara de cansancio (igual algo tuvo que ver su actuación del día anterior en el Primavera Sound) tiraba de oficio para encandilarnos hacía un final de jornada bastante animado, a base de de loops constantes y mezclas rápidas, ideal para terminar de darlo todo antes de enfilar el camino a casa, previo paso por la actuación de otro de los cabezas de la noche, un Alesso que estaba tirando de repertorios clásicos de tu maleta llenos de dance y que tenían a la mayoría del público aún reunido, dándolo todo.
Al día siguiente el cansancio retrasaba nuestra entrada hasta las 7 de la tarde, para ver la única actuación que suscitaba algo de interés del escenario principal y que a la vez fue la nota agridulce de la jornada, el directo de Rudimental. Los británicos se presentaron en formato DJ junto a sus vocalistas. Ni siquiera estaba la guapísima Ella Eyre para cantar el tema que tanto les hizo sonar el año pasado “Waiting All Night”, sin duda una versión muy descafeinada de lo que este grupo de drum & bass británico puede llegar a dar y que sin duda es lo que uno espera ver en estos eventos.

Tras este pequeño paso por el escenario Vulcano, volvíamos al albero, y nunca mejor dicho, ya que la verde pradera del día anterior había teñido en marrón el paisaje, retomando el clásico problema de estos macro-eventos, las ingentes cantidades de polvo y, que si no estás en el desierto de Monegros, como que no hace tanta gracia... Al llegar de vuelta al escenario Waterfall somos recibidos con un remix de “Enjoy the Silence” de Depeche Mode a cargo de Skream, el niño pródigo del dubstep británico parecía estar en su salsa y consecuencia de ello fue el divertido set que nos brindó durante la siguiente hora y media y que hizo de antesala a otro de los platos fuertes del festival para la mayoría de los allí presentes, el set de Apollonia, proyecto formado por Dyed Soundorom, Dan Ghenacia y Shonky y que conducían a ritmos houseros dignos de una tarde veraniega al mas puro estilo ibicenco.
Ya se iba acercando la recta final del festival y aparecían en escena Tale Of Us. Los italianos, algo alejados del estilo que les caracterizaba hace años, llevaron su set hacía unos caminos mas oscuros y minimaleros, que no terminaron de imprimir el ritmo necesario para esas horas, lo que me dejó un poco indiferente, cosa que cambio en cuanto entró Dixon en cabina. Por fin, después de dos jornadas, tocaba dejarse llevar por el discurso musical de unos de los DJ y productores mas talentosos del panorama electrónico y de esos pocos, que da igual dónde y cuándo, nunca falla. Con un estilo a caballo entre el house mas pistero, el techno mas melódico y con esos tintes electropop tan psicodélicos que me encantan consiguió transportarme a ese terreno de pura felicidad que solo unos pocos pueden y que supuso el broche perfecto a un fin de semana que nos devolvía a Madrid capital un gran evento de electrónica.
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