Que esconda la mano quien no haya tirado piedras contra las bandas de los ochenta. Que si están acabados, que si sus discos dejaron de tener vigencia hace una eternidad… Algo de cierto hay. Porque podemos aceptar que The Mission llevan sus buenos años mostrándose incapaces de publicar nuevas composiciones con pies y cabeza, temas lo suficientemente robustos como para hacer sombra a cualquiera de sus clásicos (y entendemos por clásicos cualquier tema firmado por la banda hasta “Carved In Sand”), lo cual no significa que, sobre un escenario The Mission desmerezcan. Para nada. Bien al contrario, aquella noche –nostálgica, eso es cierto- sirvió para constatar que gran parte de las formaciones de los ochenta siguen mostrándose competentes en la actualidad. Porque estos The Mission (con Wayne Hussey y Craig Adams como únicos miembros originales aún en activo) harían palidecer a Embrace, Travis y a todas aquellas bandas que han alcanzado la fama en unos momentos en los que los británicos saltan al estrellato a las primeras de cambio, luchando poco vamos. De todos modos, reconozcamos que para redondear tan atractivo show, el cuarteto (completado por el contundente Scott Garrett, anteriormente en The Cult, a la batería y por un guitarrista, Mark Thwaite incapaz de amagar su vocación hard rockera) sigue viéndose obligado a acudir a “Garden Of Delight”, “Tower Of Strenght” (que quedó a medias tras un bajón eléctrico), “Severina”, las ampliamente coreadas “Butterfly On A Wheel”, “Hands Across The Ocean” o esa impresionante “Deliverance”, así como esas habituales relecturas de Stooges (“1969”), Neil Young (“Like A Hurricane”, a la que se sumó otro clásico de Elvis Presley en formato acústico). Gran noche.
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