The Datsuns

A mi alrededor sólo había hombres, porque esa noche el ochenta por ciento del público era masculino. El veinte restante eran chicas. De estas, la gran mayoría estaban en primera fila fantaseando con emular a las groupies de “Casi famosos”. The Datsuns son como meter en una picadora oxidada unos cuantos ajos y a Deep Purple, AC/DC, Zen Guerrilla, Hellacopters, Led Zeppelin, Mötley Crüe y Cheap Trick: al final se repiten mucho, aunque al principio pienses que te va a salir algo increíble. Apestan a hard rock y heavy metal de los setenta. ¿Qué los diferencia de aquellos melenudos de pelo cardado y hortera vestimenta? Sus temas son peores y predecibles, pero ellos son mucho más guapos y visten mil veces mejor. Eso sí, y hay que decirlo, en directo son pura energía, suenan correctos, se contorsionan como nadie, doblan guitarras a lo Thin Lizzy, lanzan sus melenas al viento con gran desparpajo, sus gritos están muy bien puestos y tienen unas cuantas canciones más que decentes, algunas de ellas con un fondo pop (muy, muy al fondo) que hace pegadizos sus estribillos. Los neozelandeses presentaban ante el público madrileño su tercer disco, “Smoke&Mirrors”, pero también tiraron mucho de su homónimo debut. En un concierto de casi dos horas, con dos bises, supieron colocar de forma diseminada y acertada sus mejores temas para no perder ritmo: “System Overload”, “Harmonic Generator”, “Motherfucker from hel”l, “Stuck here for Days”, o “In love”, “Lady y Freeze Sucker “en los bis. Lo mejor: un temazo de más de diez minutos en plan rock progresivo y la versión de “The KKK Took My Baby Away” de los Ramones.