En una época marcada por el gigantismo de los festivales, la propuesta de Soundhood SON Estrella Galicia se erige como un acto de rebeldía íntima y cultural. Por segundo año consecutivo, el proyecto ha transformado la emblemática zona del Paral·lel de Barcelona, haciendo honor a su filosofía: devolver la música a los barrios y poner en valor las salas como el verdadero tejido cultural de la ciudad.
La iniciativa ha recorrido ciudades como Londres, Granada o A Coruña y tiene un concepto claro y refrescante: se trata de desdibujar la barrera entre el escenario y la calle, entre el artista y el público, en un ejercicio de proximidad que resulta tan auténtico como necesario.
La primera parada fue la tienda de vinilos Discos Redondos, un espacio que respira historia y pasión por la música. Allí, el talento local fue el encargado de inaugurar el festival con el concierto de Bernarda, que inició el Soundhood con una dosis de pop de autor honesto y muy bien facturado. Su directo fue una joya de la sencillez. Con su intención de crudeza -dos guitarras, bajo, batería y trompeta- ofreció una propuesta sinceramente adictiva y envolvente. Destacó su capacidad para transmitir el sufrimiento y el dolor de sus letras y melodías, conectando profundamente con el público. Un comienzo elegante e interesante que sentó las bases para el resto del festival.
La ruta continuó con un toque de misterio y conciencia social: un showcase secreto que se desveló en Bicicletas Guachín. El espacio no solo ofreció la actuación sorpresa de Tetas Frías sino también una actividad de reciclaje de bicis. Integrando la música con el compromiso sostenible y el espíritu de barrio.
La actuación de Tetas Frías se sustentó en sus letras ácidas y muy divertidas. Se erigieron como una voz de crítica social utilizando la sátira y el humor sin complejos como vehículo principal. A destacar sus letras y una actitud entre cabreo y cachondeo para ofrecer una crítica social sin paños calientes.
El itinerario puso rumbo hacia el Paral·lel Club que acogió a los estadounidenses Spirit of the Beehive. El grupo ofreció la versión más depurada de su estética, entregando un rock psicodélico y dream pop que funcionó como una profunda y compleja meditación sobre la inestabilidad emocional. Si bien la banda optó por una presencia escénica reservada, enfocada en la intrincada arquitectura de su música, su calidad sonora fue indiscutible, invitando a una escucha tan cerebral como cautivadora.
El clímax de la noche se trasladó a Paral·lel 62, una sala que desde su reapertura hace más de tres años ha demostrado ser un motor estratégico para la cultura. Allí la organización condensó apuestas internacionales.
La explosión la protagonizaron los británicos Man/Woman/Chainsaw, el quinteto londinense es una de las grandes promesas a seguir gracias a su primer EP "Eazy Peazy" (2024). Su propuesta es un impredecible art punk donde la distorsión de las guitarras se abraza con instrumentos de corte clásico como el piano y el violín.
Man/Woman/Chainsaw brindaron una actuación brillante que demostró una excepcional sinergia entre sus miembros, creando una atmósfera sonora tan potente como pulcra. El violín perfectamente integrado fue un acierto memorable que enriqueció su sonido de manera orgánica, inyectando texturas a sus composiciones. La destreza para entrelazar lo clásico y lo experimental reafirmó su actuación.

Bernarda
Les siguieron el dúo de Bristol Getdown Services, formado por Josh Law y Ben Sandler. Sus ritmos electrónicos y bailables fueron el puente perfecto hacia el cabeza de cartel. El dúo se presentó con una espontaneidad contagiosa, usando el humor folclórico inglés como hilo conductor hilarante y totalmente ameno. La integración de instrumentos como la guitarra eléctrica atestiguó que, tras la fachada divertida, residen conocimientos musicales. Su carisma y naturalidad generaron una conexión total con el público, que se entregó de principio a fin a la propuesta musical.
El broche de oro de la noche fue para Dry Cleaning (foto principal), la actuación más esperada de la noche que superó las expectativas de sus seguidores. El grupo demostró en el escenario su calidad magnética. La vocalista Florence Shaw destacó por su cercanía narrativa única. Su propuesta hipnótica fué una experiencia redonda para el cierre del evento.
El festival también propuso diversos talleres en cada uno de los locales y una experiencia gastronómica. Un recorrido paralelo por diferentes establecimientos de la zona: Bar Calders, la Bodega Gol, la Gran Bodega Salto y la Tasca de Blai, donde el público pudo degustar un pincho recomendado, elaborado con producto local, maridado con las cervezas de la corporación Hijos de Rivera.
Soundhood SON Estrella Galicia se confirma, una vez más, como un festival que va mucho más allá del mero concierto, siendo una celebración del tejido cultural que se cocina en las salas y se comparte en las barras.
La edición barcelonesa ha demostrado de nuevo que la experiencia de la música en vivo en un entorno cercano es genuina. La ruta por el Paral·lel no es solo un cartel de bandas, sino una declaración de intenciones: la verdadera cultura es la que se vive, se bebe y se baila de cerca.

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