Chicos buenos
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Chicos buenos

9 / 10
Daniel Gómez-Cortazar — 08-09-2025
Fecha — 04 septiembre, 2025
Fotografía — David Mars

El 4 de septiembre empezó la vuelta al cole con sold out en nuestro querido Kafe Antzokia con aromas folkies venidos del hemisferio sur: el sudafricano Matthew Mole y el trío australiano Sons of the East. Nada más entrar, sonaba Crowded House para ir ya acercándonos a las antípodas. Fue una gran noche distinta en la que uno hubiera podido pensar que estaba en un mundo paralelo: ninguna cara conocida para un habitual del Antzoki, alemanes, franceses, anglosajones junto a locales de la Generación Z, vasos de plástico (¿?), todo el mundo entonaba bien y cantaba las letras de los australianos de memoria.

15 minutos antes de lo anunciado entró en escena Matthew Mole. Siguiendo a un sintetizador pregrabado empezó a arpegiar con su guitarra acústica “I'm with you”, canción que abre su álbum “Wake up it's morning”, tonada hiper-positiva que empezó a activar al respetable cuando empezó a golpear su bombo electrónico. Tras un “hola”, una sonrisa de oreja a oreja y sin perder el compás consiguió que todo el mundo coreara el estribillo. Siguió “Autumn” de su álbum del 2013, ésta ya acompañada de las palmas del público y pasó a la muy pop “Let me”. Explicó que suele llevar banda pero que en esta gira acompañando a los australianos, solo viene su mujer Jess, encargada de vender camisetas y le dedicó “On my team”, añadiendo que llevan 10 años felizmente casados. Con guitarra y sin bombo ni sonidos pregrabados pasó a “Good things” canción que confesó haber escrito en un momento vital en el que se sentía un fracasado. Para terminar, cerró con “Take yours, I'll take mine”, recurriendo una vez más a la dinámica estructura intro- bombo-parón-bombo-acelerón que anima hasta a un muerto.

Tras la pausa, salieron los tres Sons of the East: Jack Rollins a la voz cantante y guitarra acústica, Nic Johnston a las teclas y Dan Wallage a la guitarra eléctrica y al banjo. Detrás de ellos sobre una tarima iluminada los acompañaban baterista y bajista de gira. Estos últimos fueron los encargados de darle una base rítmica empacadísima al tema con el que abrieron, “Recognize”, del álbum actual “Sons”. La melodía y el punteo eléctrico del tema como claros deudores de The war on drugs, todo decorado con unas preciosas armonías vocales a tres voces que apoyaban la aterciopelada voz de Rollins y con un sonido inmaculado, pura orfebrería de su propio técnico de sonido. Siguieron con la más folkie “On my way” de su álbum anterior “Palomar parade”, Dan esta vez al banjo con una melodía épica de la escuela de Mumford and sons. Con Nic al micro, retrocedieron unas décadas para acercarse a Crosby, Still, Nash and Young en “Pour the wine”, el público entregado en el estribillo y Jack Rollins retomando la voz en la segunda estrofa y luciéndose haciendo slide con la guitarra. El camino a la catarsis colectiva se siguió fraguando con “On my way”, Rollins añadiendo además la armónica. La temática de coche, carretera y manta de este tema siguió en “Hard to tell”, haciendo uso una vez más del crescendo para poner al trote a todo el público.

La lección se la trajeron bien aprendida con un “Eskerrik asko, zer moduz? Es nuestra primera vez en el País Vasco, la comida está deliciosa y la cerveza fría, ¿Qué más se puede pedir?”. La fiesta continuó con “Rescue me” con un final a cappella armonizando los tres a la perfección a la que siguió “Wish I knew” , una gema digna de los fantásticos Jayhawks.

Johnston asumió la voz cantante en la preciosista balada “Undone”, sin necesidad esta vez de batería. Rollins volvió a asumir el rol central en la popera “Time will tell” , despojado de instrumentos, bailando y poniéndose en modo sexy como Samuel T. Herring de Future Islands. Subió las escaleras laterales, colgando la pierna de la barandilla para luego bajar al foso y seguir cantando entre los espectadores que miraban atónitos pensando: ¿Hay algo que estos chicos hagan mal?

El show estratégicamente planteado para no caer en el aburrimiento entró después en momento íntimo a tres, banjo, mandolina, guitarra, micrófono omnidireccional en el centro y los tres ángeles armonizando “Time will tell” seguida del karaoke colectivo de “Torn” de la banda Ednaswap pero popularizada por Natalie Imbruglia.

Ya otra vez en formato eléctrico, se siguió sintiendo la influencia de Mumford and Sons en “Hold on” al igual que la de sus compatriotas Boy and Bear en “California”, en cuyo tramo final un sector del público consiguió lo nunca visto, seguir cantando la canción obligando al grupo a alargarla. Saltaron después a “What I do” tras la cual el teclista tomó la palabra “Llevamos 10 años tocando y nunca habíamos venido a vuestras tierras. Es muy duro cuando sacas un CD nuevo y no sabes qué va a pasar. Sin embargo, hemos conseguido un sold out y esto parece más un carnaval que un concierto, gracias”.

Subido al altavoz de la derecha, empezó la clásica “Into the sun” acompañado por la guitarra acústica de Rollins, tras lo cual se bajó y entraron al unísono todos los demás. Se retiraron tras la épica “Another night” y tras unos apasionados “Beste bat” volvieron para hacer bises: la original “Millionaire”en la que no escatiman en falsetes en la línea de los Bee Gees, seguir con la épica folk en “My repair”, y terminar con una preciosidad digna de los Lumineers. Un inicio de temporada nada desdeñable.

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