Viernes 15 junio
Con Andy Votel, psicodelia, R&B e incluso Northern Soul se dieron cita en los platos para una audiencia, en ese momento, mayormente británica. Aunque más tarde le diera por los tonos marcianos, e incluso, el hip hop. Al estilo de la actuación de Herbert del año pasado en el mismo escenario, Capital K, el inglés que graba para XL Recordings, basó propuesta en la improvisación y el intercambio de herramientas sonoras (guitarra eléctrica, sampler y secuenciador). Resultado: puro DIY y un set experimental dentro los cánones del pop. La sesión de Lemon Jelly como Dj´s en el Village resultó una de las decepciones de lo programado durante el CCCB de día. Incluyeron una remezcla de Bee Gees, mucha coña a lo Bent, brusquedad en los cambios, oldies conocidos y un miembro que, de tan poco participativo, parecía uno más de la audiencia. Louie Austen, en el hall, sorprendió con su combinación entre las formas del crooner añejo y lo actual de sus bases (incluso programación house). Por la noche, Chico y Chica (el punto de encuentro entre el colectivo Austrohúngaro y Madelman) volvieron la vista hacia los ochenta convirtiendo en parodia su propia propuesta. Sólo dos pegas a la actuación de Leila: la distancia física de la iraní respecto al público y lo poco fusionada que sonó su música con las partes vocales (Luca, Donna y su hermana Roya, en un tema nuevo que estremeció). El resto es fácil: probablemente una de las mejores actuaciones del Sónar 01. Ni el nerviosismo (se tomó su tiempo entre canción y canción) ni su mal humor momentáneo (se encaró con un tipo del público) la vencieron en un set en el que -como en estudio- es capaz de vender su propia alma a través de su música y en el que en cada tema recrea un universo distinto. El niño prodigio finlandés está alargando cada día más su sombra. Si el viernes ocupó el rincón más experimental del Sónar (Macba) como Vladislav Delay y el domingo se mostró excesivamente cool en su corta aparición con Antye a los platos en el Lab, su live nocturno como Luomo dejó a pocos insatisfechos y confirmó que se trata de uno de los exponentes del minimal house con recovecos muy poppies y un groove que sacia cualquier atisbo de contorneo. De nuevo nos falló Andrew Weatherall al centrarse en los ritmos más contundentes y previsibles. Su sesión para este Sónar no pasará a la historia por su riesgo o su interés sino por reafirmar, por contraste, la calidad de la actuación del "otro" Sabre Of Paradise. Keith Tenniswood se (y nos) dislocó a gusto con uno de los mejores y más progresivos conciertos de electro (del old skool al más freakie) que nadie haya tenido la oportunidad de contemplar. A Masters At Work les dimos expectación y nos devolvieron magia. Fueron tres horas y pareció un suspiro. Kenny Dope y Little Louie Vega impartieron una auténtica lección de lo que ellos entienden por house: todo. Ensamblando elementos latinos con otros jazzísticos o electrónicos y sin ningún miedo a los interludios sin beats, los de Nueva York hicieron honor a su nombre en una sesión que supo a gloria bendita.
Sábado 16 junio
El buen gusto de John Peel a la hora de descubrir nuevas bandas pudo más que su buen gusto en pinchar. Francamente mal: por la combinación de temas, por su técnica (¿acaso le pedían tener buena técnica?) y, definitivamente, por ser capaz (¡será caradura!) de enlazar el "Love Will Tear Us Apart" (Joy Division) con un tema de los bajos fondos makinukis. Lesser resultó ser un terrorista del copón, así que poco más. La carrera Beanfield/Rainer Trüby/Jazzanova en el Village generó una moraleja: que los aires cálidos también pueden provenir de tierras más bien frías. Michael Reinboth, al frente del sello de Munich -Compost Records- sirvió de entrante para lo que se venía venir durante esa tarde, con Trüby como estrella de su catálogo y un miembro del colectivo berlinés Jazzanova. Aires jazzys y de latitudes tropicales para una audiencia, que, por horas a las espaldas y hábitos, solamente pedían downtempo con tintes groovies. Antye, de Laub, lució figura para dejar el trabajo sucio para -¡sorpresa!- Luomo. Se centraron en el house minimalista para dejar paso a otros miembros de Kitty-Yo (las generaciones más jóvenes) que deleitaron al personal con electro y graves de alto volumen. Irmin Schmidt (teclista de Can) junta fuerzas con Kumo para crear bandas sonoras de piano y programación de interesantes resultados. Techno Animal (Justin Broadrick de Godflesh y Kevin Martin de Ice) reproducieron la magia salvaje de su inminente nuevo disco, aunque se dejaron a los MC´s invitados (entre ellos miembros de Company Flow) para el estudio. El resultado: dub industrial y una energía poco habitual en esta edición del festival. Khan, junto a Julie Cruise y a Kid Congo Powers (Cramps), tiró de jeta, aunque nos lo pasamos en grande: ese final "Fever" y "Twin Peaks", así como las proyecciones de todo el show, justificó su presencia (la de los tres). Por la noche, nada mejor que tomarse unas cervecitas mientras Jori Hulkkonen, cada vez más distante de sus primeros momentos en F, Richie Hawtin, Jeff Mills o Angel Molina le daban al bombo -de forma más o menos inteligente, dependiendo del artista y el momento- para disfrute de los miles de asistentes. Eso sí, efectividad al cien por cien.
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